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OPINIÓN - DOMINGO, 2 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El momento de Alí
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Las elecciones generales tienen, en estos momentos, condicionado al Gobierno presidido por Juan Vivas. De ahí que sea normal el que éste invoque cada día a todos los santos posibles con el fin de que sea Mariano Rajoy quien empiece a vivir en la Moncloa dentro de unos meses.

De no ser así, es decir, si José Luís Rodríguez Zapatero no tiene que mudarse y buscar refugio en su León natal, el presidente Vivas es consciente de que le esperan años de enfrentamientos con los socialistas. Por más que él tenga acreditada fama de humildad en sus declaraciones y de bonhomía en su comportamiento. Aunque Juan Luís Aróstegui vaya diciendo que la humildad del presidente es tan falsa como burguesa su bonhomía. Y, por si fuera poco, nos lo recuerda una y otra vez en el “Dardo de los Jueves”.

Juan Vivas, y quienes están más cerca de él, piensan ya que una derrota del Partido Popular podría generar disturbios en la calle Génova. Lo cual redundaría en contra del buen funcionamiento de todas las sedes populares repartidas por todas las regiones de España.

Una derrota electoral de Mariano Rajoy es sinónimo de fracaso y los fracasos acaban en reyertas y luchas fratricidas. Y ese cainismo tan habitual en la derecha serviría para despertar las iras de quienes en cada ciudad se sienten dañados y pisoteados por la bota del fustigador de turno. Y a río revuelto...

Así, con semejante claridad de ideas, Juan Vivas no quiere que, si se produce el desastre, lo deje como la flor del vilano: expuesto a que jueguen con él todos los vientos. Porque no sería descabellado adelantar que pudiera sentirse tan solo como desamparado.

Dejemos volar la imaginación... Que, aunque sea tenida por la loca de la casa, en este caso juega con la ventaja de prever las posibilidades que se barajan sobre qué partido será el ganador. Por más que se insista en el llamado empate técnico entre socialistas y populares. De manera que vamos a dar la victoria a Zapatero. Aunque para formar Gobierno deba pactar con los nacionalistas.

¿Han pensado ustedes en qué ocurriría si el nuevo Gobierno encabezado por ZP decide que Jenaro García-Arreciado sea quien debe continuar ejerciendo como delegado del Gobierno en esta ciudad? Un delegado subido de tono, eufórico por la victoria, y conocedor ya de cuanto se cuece en la ciudad y, por supuesto, de quién es quién. No me cabe la menor duda de que “Pacoantonio”, más conocido en Madrid como Fitipaldi, al margen de que la política sea tan cambiante y consiga juntar en el tálamo a personas que se odian, tendría que cambiar de táctica o sería mal vista su continua verborrea en el seno de su propio partido de Ceuta.

A ese frente, el que puede abrirse en la Delegación del Gobierno, se le uniría el que ya ha existido durante los últimos años: el de Mohamed Alí.

Si acaso el PP no consigue cuanto antes ofrecerle prebendas con las que el dirigente de la UDCE pueda convencer a los suyos de que ya goza de poder y de medios para mantener a su clientela hasta que lleguen otras elecciones. Con el permiso de Mohamed Musa, claro es, que tampoco pondrá pegas si ve que hay de por medio razones de buen tino y provecho.

Por todo ello, a Mohamed Alí le ha llegado la hora de sentarse a la mesa del PP como invitado especial. Pues se le necesita más que nunca. Máxime cuando el socialismo en Ceuta puede resucitar.
 

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