Era impensable que hoy en día todavía existieran, en gran
número, degenerados y pervertidos sexuales que utilizaran a
infantes en sus horripilantes actos. Mucho asco, odio y
rechazo desprende ésta clase de personas… si por mí fuera
los capaba a todos.
Las noticias, frecuentes por desgracia, sobre esos
pervertidos y sus prácticas fotografiadas y publicadas en la
ventana mundial de Internet deja muy claro que todavía
existe esos pederastas en España, por no hablar de Tailandia
país donde los niños y niñas practican la prostitución bajo
control paterno o materno.
Esta posición de algunos miembros de la sociedad
contemporánea viene confirmada por la tendencia de los
llamados clientes de prostíbulos de pago. Prefieren
meretrices jovencitas, con figura de adolescente, casi
infantil. Según un estudio dado a conocer por la Asociación
para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer
Prostituida (APRAMP), el riego de contraer enfermedades
sexuales se ha disparado de manera alarmante.
La causa, según la ONG, es la tendencia de los clientes en
busca de experiencias que no la obtienen con la esposa o
pareja de manera totalmente inhibida y sin uso de
preservativo. Siendo conscientes del riesgo que contraen con
esas prácticas y están pocos interesados en conocer los
riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas a través
del sexo libre y además de buscar prostitutas jóvenes,
consumen alcohol y drogas.
Si todo eso pasara en tiempos de Franco, sobre todo en
Ceuta, cuando los reclutas aprovechaban sus permisos para
acudir a los lupanares de Hadú, sería comprensible dada la
nula información que se daba entonces acerca de ese proceso
degenerativo de las enfermedades sexuales. Pero que siga
ocurriendo hoy en día, disponiéndose de más medios de
información que pelos tiene uno, llega al entendimiento de
que les importa un pepino su salud y, en casos, su vida.
Los prostíbulos, a mi entender, siempre han sido necesarios
por cuanto el animal que se esconde en el hombre necesita
explotar de vez en cuando. Necesarios para aquellos que no
consiguen pareja “por la vía normal” y que si no existieran
cometerían violaciones sin cuento. Pero lo que aún no
entiendo es el porqué acudir a un prostíbulo disponiendo de
pareja…, la imaginación nunca está reñida con el sexo y
darle cuerda a la misma no es un riesgo peligroso. Pero si
su pareja es un “muermo”… ¿no existe el divorcio? No hay
nada como la intimidad y la confianza entre parejas que se
aman… acudir al prostíbulo, que a fin de cuentas es la
imaginación la que trabaja en el subconsciente, sólo sirve
para desahogarse sin nada a cambio. No espere amor o cariño
de la parte contraria. Trabaja como un carámbano de hielo y,
además de ser un depósito de varios virus, resultan ser
actrices consumadas.
Por otro lado, sería conveniente que las autoridades e
instituciones competentes en la materia iniciaran un
protocolo con este tipo de “trabajadoras” en el sentido de
que colaboraran informando sobre aquellos clientes con
ciertas tendencias pervertidas, para un posterior control
del mismo y así evitar la extensión de un mal como es la
pederastia. Se han dado casos de clientes que acuden al
prostíbulo provistos de ropas infantiles al objeto de que la
prostituta se las pusiera y así dar rienda suelta a sus
perversas intenciones; otros les piden que se pongan
coletas… Muchos disgustos nos ahorraríamos con ésta
iniciativa. Quién diga que con esta iniciativa se quebranta
el derecho a la intimidad… o es un pederasta de tomo y lomo
o es alguien que le importa un bledo los derechos de los
niños y niñas.
El crecimiento de enfermos de sífilis y gonorrea no es de
extrañar si hacen el acto sin protección alguna con chicas
que han estado 15 o más veces al día acostadas con distintos
hombres un día sí y el otro también. Más peligro aún cuando
son chicas provinentes de países como Rumania, Nigeria,
Ecuador, Brasil, Paraguay, etc. Un riesgo muy, pero muy
insano.
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