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OPINIÓN - SÁBADO, 1 DE DICIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Has el amor no hagas la guerra. Una frase simpática y agradable que dice que es mucho mejor hacer el amor que la guerra, Totalmente de acuerdo con ella.

Decía la sabia de mí abuela que: “dos no pelean si uno de ellos no quiere”. Como siempre llevaba razón y si te provocan, impulsándote a ir a la guerra no tienes más remedio que aceptar el reto, coger tu arma y al frente a pegar los tiros correspondientes par tratar de vencer al enemigo.

En las guerras, hay una cosa clara, o matas o te matan. Y hay que reconocer, que cada quisqui trata de salvar su pellejo. Para ello es necesario acabar con el contrario de la forma más rápida posible y regresar sano y salvo a casa.

En las misiones peligrosas, los ejércitos envían a sus mejores hombres al campo de la batalla. Lo peor que puede pasar es que, alguno de los contendientes carezcan de esos hombres altamente cualificados para las estas misiones. Entonces es una guerra que prácticamente está decidida desde el momento que intervienen los fuerzas de elite. Es una batalla desigual, entre el enfrentamiento de unos con tirachinas y los otros con el más sofisticado de los armamentos. El encuentro entre estas dos fuerzas, una con tirachinas y la otra con el mejor de los armamentos, sería una guerra contada con toda la gracia del mundo, por ese inimitable genio del humor ya fallecido, Miguel Gila. Sería algo así como su guerra del 14.

Por supuesto al ejército con los mejores armamentos, no le haría falta nada más que enviar a esa guerra a uno de sus hombres de elite para acabar con la misma. Y si fuese necesario, cosa que no creemos, enviaría a otro de sus hombres, con lo cual la guerra se acabaría en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando se carecen de armas suficientes y de personal preparado para emprender una batalla, lo mejor es no empezarla y, con ello, evitar una derrota que estaría mas cantada que “macarena”.

Nunca me han gustado las guerras. De la misma manera que si hay que ir a ellas se va. Jamás se escribió nada de ningún cobarde y, a estas alturas de mi vida, estoy curtido en múltiples batallas, habiéndome enfrentado a ejércitos muy poderosos, con grandes armamentos, pero con personajillos sin estar preparados para una gran batalla. Y hasta ahora, puedo decirlo, siempre he ganado esas batallas. Así que si hay que ir a ellas, no tendremos problema alguno en estar en el campo de batalla, aportando nuestra ayuda a los compañeros que se encuentren en el mismo.

Insisto no me gustan la guerras, peor si hay que ir a ellas, voy con todas sus consecuencias, y teniendo en el pensamiento que sólo hay dos opciones vencer o ser vencido. Y la verdad, sea dicha de paso, a esa guerra a la que no me gustaría ir, el enemigo que me voy a encontrar, sólo tiene un tirachinas y del malo. Vamos que tiene hasta rotas una de las gomas, que en esa situación no deja salir la piedra nada más que hasta la altura de los pies del tirador.

En fin, como nunca se sabe qué puede pasar. Engraso el fusil, por cierto último grito de la técnica de este arma, o cargo y lo dejo a mano, presto a utilizarlo en cuanto se dé la orden de atacar.
 

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