Si el asunto del Campus para Ceuta
ya se encontraba encarrilado entre las Administraciones y la
Universidad de Granada después de mucho batallar, bueno
hubiera sido que poco se hubiera ‘meneado’ el asunto para
ser utilizado como un nuevo ‘pim pam pum’ entre
representantes del PSOE y los de la Ciudad Autónoma del PP
que estaban bien calladitos como manda la prudencia, para
beneficio de las futuras generaciones de jóvenes ceutíes.
Cada semana, el polivalente Salvador De la Encina [que un
día anda sacando las castañas del fuego a Magdalena Alvarez,
otro a las infraestructuras gaditanas y los viernes a los
socialistas ceutíes] tocó el asunto del Campus,
probablemente mal asesorado, criticando el ‘efecto
urbanístico’ que supuestamente andaría detras del interés
del gobierno ceutí.
Confundió De la Encina al PP con el GIL que también contaba
con un proyecto de Campus como parte de un ‘magnífico todo
urbanístico’. No es así. El interés real [que debería
entender De la Encina] que se encuentra tras la construcción
del Campus, con el apoyo de la Universidad de Granada y de
la Administración General del Estado es el de poner freno al
brutal desarraigo que padece Ceuta, ciudad natal de De la
Encina por otro lado. Tras el interés del gobierno ceutí, y
que debería ser también el interés del De la Encina se
encuentra el dar una salida, un futuro a los jóvenes ceutíes
y, ¿por qué no? a los jóvenes del alrededor interesados en
formarse universitariamente hablando. ¿Sabe De la Encina y,
por tanto el PSOE, o cualquiera que distinto piense, el
abrumador costo económico que le supone a las familias
ceutíes mantener a sus hijos en ciudades como Granada,
Algeciras, Cádiz, Sevilla, Málaga, Madrid...?. ¿Han
cuantificado las decenas de miles de euros producidos en
Ceuta que se marchan mensualmente de la ciudad y que por
tanto no revierten en ella a causa del éxodo
universitario?... Hay asuntos que no convienen ser usados
como armas arrojadizas entre colores políticos. Es más
necesaria la altura de miras por Ceuta.
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