Aunque es de sobra conocido que la
relevancia mediática de los diferentes temas es cíclica, y
la aparición de algunos de gran trascendencia en los
periódicos sigue pendiente en más ocasiones de las que
debiera de la conmemoración de algún tipo de Día Mundial o
Internacional asuntos como el del virus del SIDA (VIH, Virus
de la Inmunodeficiencia Humana) merecen una mirada más
atenta de la que permite la jornada de ayer.
Según los datos ofrecidos por la Consejería de Sanidad ceutí
la ciudad autónoma es la quinta con el índice más alto de
casos de SIDA por habitante de toda España. Al detalle la
información es más cruenta: en lo que va de siglo XXI se han
diagnosticado en Ceuta treinta nuevos casos. Es cierto que
hace once años, en 1996, la ciudad fue líder en términos
absolutos en lo que a nuevos enfermos se refiere, pero ser
quintos tampoco es una progresión espectacular.
Es extraño que la Ciudad Autónoma no respondiese ayer a la
más importante de todas las preguntas relacionadas con este
problema. Es bueno saber cuántos enfermos tenemos, pero aún
lo sería más saber por qué siguen produciéndose nuevos
contagios. Máxime cuando la inversión de la Administración
autonómica en el control de esta enfermedad no es reducida.
Sólo en el ejercicio económico que termina la Ciudad
Autónoma ha dedicado 124.000 euros a la lucha contra el VIH,
lo que pone de manifesto que en términos institucionales la
enfermedad no ha sido relegada a un segundo plano por su
menor protagonismo mediático.
Por ello es importante que la mitad de los recursos
económicos se destinen a la prevención, porque es seguro que
la de la información es la mejor vía no sólo para atajar
este problema, sino cualquier otro. Pero también lo sería
que, puesto que se ha constatado que la vía parenteral,
asociada al consumo de estupefacientes, sigue siendo la que
genera más nuevos enfermos, se destinasen más recursos,
materiales y humanos, a la atención a ese colectivo de
riesgo.
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