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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Yo apuesto por Rosa Díez
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Hay motivos”. Como advertía estos días la política y ex europarlamentaria vasca después de manifestarse, el sábado, por las calles de la capital de España codo a codo con la AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo) “Reivindicando la unidad y el pacto de Estado para derrotar a ETA (…), porque no todos quieren la derrota de ETA; porque hay quien espere que se den las condiciones para volver a dialogar”. Y por muchas razones más; contra la neoideología “guerra civilista”; por la recuperación de muchas competencias transferidas que nunca debían haber salido de las áreas de responsabilidad del Estado; y porque, al día de hoy, ¡no todos los españoles somos ya iguales ante la ley!. La carismática ex dirigente socialista, portavoz (junto al filósofo Savater, el escritor Alvaro Pombo y cinco mil ciudadanos más. Todos a una, como Fuenteovejuna) de la nueva formación política UPyD (Unión, Progreso y Democracia), no se cansa de repetir que el nuevo partido, cuya entrada en liza ha sido una bocanada de aire fresco en las corruptas miasmas del contubernio sociopolítico y mediático imperante en España, nace “con vocación de quedarse”, “defender lo que nos une” y “regenerar la democracia”.

Naturalmente, ha llovido tiempo y no estamos todos, Rosa Díez no se acordará pero años ha compartimos palabras e ilusiones al lado de un común amigo, judío, vasco, español, político socialista con solera y estilo (además de un excelente “gourmet”) asesinado -¡como tantos otros!- por la banda mafiosa y terrorista ETA: Fernando Múgica Herzog. ¡Que la tierra te sea leve, Fernando!. Hoy jueves, cuando Rosa bese este entrañable trozo de tierra española en África para acercarse, junto a Julián y el resto de la junta directiva de UPyD en Ceuta, al Palacio de la Asamblea donde impartirá su conferencia, lamentaré profundamente -la distancia se impone- no poder acercarme a darle un fuerte y solidario abrazo aunque, como el lector advertirá, tampoco hará mucha falta porque estas apretadas líneas encierran tanto mi afecto personal como mi profunda sintonía política con los principios que Rosa Díez y el resto de su pequeña, pero ilusionada y aguerrida hueste, representan. La simiente está echada y ahora solo hay que, sol a sol, con cierzo o lluvia, laborar la tierra a lo largo y ancho de la vieja piel de toro en pos de una merecida cosecha. Estoy seguro de que, nacionalismos excluyentes a un lado, hay un importante yacimiento de votos en la multitud de ciudadanos insatisfechos con el ramplón y acomodaticio bipartidismo imperante, su pactismo entre timbales, sus corruptelas, amén de una importante masa de corriente crítica deseosa de otras opciones políticas, ancladas en planteamientos rompedores y novedosos, aconfesionales, con visión de altura y firme criterio de Estado como los que Rosa Díez y UPyD representan.

Hasta la fecha he presumido -y a los hechos me remito- de independencia política. Pero soy persona clara y, como decimos en aviación, “de frente y por derecho”. Mi desprecio para los pesebreros, oportunistas, “submarinos” mediáticos y demás ralea. Nunca me he ocultado y, a estas alturas de la vida, tampoco pienso hacerlo. Con lo que está cayendo… hay que mojarse. Yo apuesto por Rosa Díez y el proyecto de UPyD. Del tirón.
 

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