Hay personajillos de medio pelo,
politiquillos del tres al cuarto, que muestran su
disconformidad cada vez que me da por escribir que Juan
Vivas, el solito, sin ayuda de nadie, ha conseguido esa
mayoría absoluta que ha permitido, en dos ocasiones,
gobernar a los populares. Y lo que te rondaré, morena de mis
amores, si el actual presidente de la Ciudad Autónoma de
Ceuta, se sigue presentando como líder del PP en las
próximas elecciones municipales.
No es que esa afirmación sea mía, es de todo el pueblo de
Ceuta. Para saberlo nada más que tienen que salir a la calle
y al primero que se encuentren háganle la siguiente pregunta
:¿A quién votó en las últimas elecciones?. No les dará, por
supuesto, nombre de ninguna siglas, les dirá, simple y
llanamente, voté a Juan Vivas. Es así, no hay más cera que
la que arde.
Aunque esos politiquillos del tres al cuarto se nos cabreen,
y quieran hacer creer a otros que es una cosa personal e
intransferible para fastidiarlos a ellos, se equivocan de
medio a medio. Al decir o escribir eso no queremos, ni por
un solo instante, menospreciar a ninguno del resto de los
políticos, sólo estamos diciendo una verdad como un templo
que, únicamente, enfada a todos esos politiquillos del tres
al cuarto que en la tómbola de la vida les tocó en suerte,
el pito y la gorra.
La mala suerte que van a tener todos ellos, los
politiquillos del tres al cuarto, es que la gorra y el pito
no les va a durar toda la vida. Todo tiene, en esta vida, un
principio y un fin. Y si algunos, en estos momentos en que
ellos están en posesión de la gorra y le pito con mando,
callan, les saludan e incluso temen decir algo que les pueda
molestar, el día que carezcan de ese mando que les ha dado
el pito y la gorra, se lanzarán al cuello para cobrarse las
veces que han tenido que hacer de tripas corazón ante ellos.
Claro que peor suerte van a tener todos aquellos, que están
a la espera de que todos estos politiquillos del tres al
cuarto finalicen en sus cargos y vuelvan a ser lo que
siempre ha sido, unos don nadie.
Y si decimos que peor suerte van a tener, todos esos, es
porque cuando finalicen sus actuaciones como politiquillos
del tres al cuarto, mandas con gorra y pito, conseguidos en
la tómbola de la suerte de la vida, no van a dar opciones
ningunas de que se lancen a su cuello para darle el bocado
de sus vidas. Pues todos ellos o al menos la mayoría, sin
señalar que está una jartá de feo, se marcharán de esta
tierra y, sin tener la menor duda, cuando el barco inicie el
camino de la bocana, nos van a hacer el corte de mangas del
siglo.
Y no quedará ahí la cosa, sino que cuando estén instalados
en sus nuevos hogares peninsulares, algunos ya tienen casa
en la otra orilla, además del corte de mangas, cuando le
hablen de esta tierra, que les dio lo que nunca se esperaban
conseguir, todo esos inútiles no sólo no hablarán bien de
ella sino que, al referirse a nosotros, nos catalogarán como
unas pobres criaturas que, gracias a ellos, han vivido medio
decente. Ya que, de nos ser por estas “inteligencias”,
seguiríamos viviendo con tapa rabos. Qué no me creen, ese es
vuestro problema. Yo, lo tengo claro.
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