Juan Vivas acude al encuentro de Cádiz, la ciudad que a
partir de hoy quedará hermanada de por vida con Ceuta. El 11
de marzo de 2006 comenzó, con la visita de Teófila Martínez,
el proceso de confraternización que tras un año y medio de
espera culmina hoy en un acto que unirá definitivamente
ambos municipios, que comparten rasgos comunes como la
historia, la apariencia física o las costumbres.
De todos los hermanamientos que ha realizado Ceuta a lo
largo de su historia, el que va a concluir hoy en Cádiz es
el que más autenticidad y verdad posee. Por decirlo de otro
modo, Ceuta y Cádiz son hermanos de sangre, viejos hermanos
que vivían en una misma casa -la provincia gaditana- y que
se separaron cuando cumplieron ‘la mayoría de edad’, por
apuntarlo de manera gráfica. Ambas ciudades conservan lazos
de sangre y entre Cádiz y Ceuta hay bastantes. Se podría
decir que Cádiz y Ceuta forman una parejita de hermanos que
pasean, además, con el mismo uniforme. Por si fuera poco, se
podría decir que Ceuta es la mujer, por eso de las dos
montañas y la Mujer Muerta; y Cádiz es el hombre, por la
planicie que compone su orografía. Ambos comparten arraigos
tan comunes como el obispado, presidido por Antonio Ceballos,
y el prefijo de teléfono, el famoso 956, entre otros.
Aparte, un sinfín de peculiaridades físicas, sumado el
estilo paisajístico, el caráter y las costumbres comunes
hacen de Cádiz y Ceuta dos hermanos, casi gemelos y con buen
‘feeling’.
Las murallas que rodean las dos ciudades, para evitar las
invasiones marítimas, se erigen como uno de los rasgos
principales a compartir. Por si fuera poco, dos fortalezas,
las Murallas Reales y las Puertas de Tierra -en Cádiz-
sirven para delimitar la parte nueva de la zona vieja de la
ciudad.
Más todavía, el mar ocupa un papel fundamental en el
escenario de hermanamiento. Tanto Cádiz como Ceuta, desde
una vista cenital, dan la impresión de ser barcos a la
deriva repletos de tripulantes orgullosos de su condición.
Comparten la fiesta del Carnaval, el clima, la Semana Santa,
parte del habla y hasta el acento.
Por si fuera poco, la mitología da a los dos territorios un
mismo padre, Hércules; y la historia ofrece unos mismos
inquilinos, los fenicios y el mismo diseño, el de las urbes
romanas.
Ya en nuestro tiempo, resulta complicado encontrar una
ciudad más parecida a Ceuta que Cádiz. Por ello, este acto
de hermanamiento se va a consumar oficialmente tras un
proceso muy cuidado. Ambos Consistorios, en Sesión Plenaria
han aprobado con una mochila de justificantes por qué Ceuta
y Cádiz necesitan compartir. Por ejemplo: fomento del
turismo entre los ciudadanos de ambas ciudades, procurando
encontrar ventajas económicas para los viajes y estancias;
intercambio de programas culturales, sociales, religiosos y
educativos; intercambio de experiencia en campos de
urbanismo, medio ambiente, transporte; relaciones
comerciales y económicas; otras que puedan ser aprovechadas
para el bienestar y la felicidad comunes.
Ha transcurrido más de un año para que las dos alcaldías se
reúnan nuevamente y, en medio, unas elecciones han
prorrogado el mandato de ambos. Tras un periodo de tempestad
provocado por los aparejos electorales y las consecuencias
lindantes, ha llegado la calma para finalizar un
hermanamiento que comenzó el 11 de marzo con la visita de
Teófila Martínez.
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La ciudad italiana de Acicatena, en 2001, fue el
último hermanamiento oficial de la ciudad autónoma
El último hermanamiento oficial de
Ceuta fue con la ciudad italiana de Acicatena. Esta unión se
produjo en 2001 debido a las raíces históricas compartidas
gracias a la familia Rigio y, especialmente, por Luigi II,
Príncipe de Campofrito, Grande de España, Virrey de
Valencia, capitán General de la provincia de Guipúzcoa y de
la Ciudad de Ceuta. Los actos de hermanamiento con Cádiz se
celebrarán, como ya anunció este periódico la semana pasada,
durante la tarde de hoy. A las 19:00 horas es el plato
fuerte de la jornada, con la intervención de Juan Vivas en
el pleno del Ayuntamiento de Cádiz
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