Si a lo largo del año es constante
el “bombardeo” con los productos que van apareciendo en el
mercado y que se intenta “dar salida”, ahora, en las
vísperas de la Navidad, más que un simple bombardeo, es una
auténtica guerra de anuncios, haciendo competencia a la
propia literatura.
Es interesante hacer un recorrido por los distintos slogans
publicitarios y nos daremos cuenta de que, además de
traducciones directas del inglés, del francés, casi nunca
del alemán, hay otra gran parte de ellos que quieren
competir con los clásicos de nuestra literatura. Todo sea
por vender, dicen muchos comerciantes, y las ventas desde el
uno de diciembre, hasta pasado el día de Reyes, son tan
elevadas que las estanterías, especialmente de las tiendas
de juguetes, se quedarán vacías, tras la cabalgata del día 5
de enero.
Con frecuencia y siempre desde la oposición, sea quien sea
el que está gobernando, se dice que el gobierno de este o de
aquel partido está haciendo trizas la economía del país.
Eso pasa todos los años, pero por estas fechas, todos los
años nos encontramos con lo mismo, establecimientos llenos
de clientes y, aunque la cuesta de enero esté luego muy
difícil de ascender, lo cierto es que para las fiestas
navideñas no se quedan los chavales sin juguetes, cuantos
más mejor y no hay mesas en las que escaseen el turrón y
todo lo que acompaña.
Luego ya veremos lo que pasa.
Y en ese incremento de las ventas, porque a todos nos
interesa, tienen que ver y mucho las entidades gobernantes,
desde los ayuntamientos hasta las comunidades autónomas, que
empiezan a preparar el “escaparate” de las ciudades con toda
la luminosidad y la vistosidad necesarias para que la gente
salga más a la calle y una vez fuera de casa, también,
visite más establecimientos. Es una ruleta que se va
sucediendo cada año. Aquí en Ceuta no iba a ser de otra
forma y, por aquello de que nadie quiere ser el último, la
iluminación especial, que hace veinte años se encendía allá
por el 15 de diciembre, ahora, este año estará ya
funcionando desde pasado mañana por la noche, esto es, desde
el 30 de noviembre. El tiempo corre cada vez más y para que
no se pare lo que parece que estamos haciendo es “darle
cuerda” nosotros.
A todas estas iluminaciones van unidos los arbolitos, algo
que en el siglo pasado importamos, creo que a través del
pueblo americano y que hay quien no lo ha terminado de
asimilar y quiere volver a lo otro, a sus belenes.
Para recuperar esto ya hemos visto, no podía ser en otra
parte, en un pueblo andaluz, promovido por el cura ( la
Iglesia sabe mucho de esto) que se intenta dejar de lado
esos arbolitos para volver a dar prioridad al “Niño de
Belén”.
Buena iniciativa y éxito asegurado en ese o en esos pueblos,
pero como aquí no habrá mucha publicidad es posible que ese
éxito quede reducido a un gesto simpático y a poco más.
Sea como sea, la Navidad y la publicidad se cogen de la
mano, los comerciantes ahora, y siempre, han sabido el
terreno que han pisado, con lo que los desembolsos que
tengan que hacer en las ornamentaciones de su escaparates, a
buen seguro que les serán rentables y lo que se gasten en la
publicidad tendrá unos beneficios del ciento por uno, aunque
la economía esté floja.
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