Hace unos días asistí, en la
Fundación Euroárabe de Granada, a la presentación de un
libro de hondura, a pesar de llevar por título: “Manual de
reflexiones urgentes” (editorial ATRIO) del que es autor
Antonio Campos, Catedrático de Histología de la Universidad
de Granada y uno de los candidatos actuales a Rector en la
universidad granadina. Son cerca de cien páginas escritas
con un lenguaje sencillo, pero a la vez profundo, en las que
el ensayista reflexiona sobre diversos temas, con marcado
sentido humanístico y pensamiento crítico, convirtiéndolo
así en un verdadero manual de consulta del que recomiendo su
lectura. Tengo que decir que es un libro que no aburre, al
que se puede volver de vez en cuando y siempre uno encuentra
algo distinto que le insta a interrogarse. Por cierto, en la
intervención también subrayó Campos, en el debate, su
interés por Ceuta y Melilla como ciudades universitarias; de
las que dijo que hay que dotarlas de medios suficientes para
que sus estudios se configuren como sinónimo de singularidad
y prestigio. En el acto de presentación, Álvaro Salvador y
Andrés Neuman, ante un lleno total en el auditorio de la
Fundación Euroárabe, (decenas de asistentes tuvieron que
seguirle de pie en los aledaños y exteriores), describieron
la intensa y extensa trayectoria del autor como hombre de
ciencias y letras. A mi juicio, el libro, es un diálogo
incesante del autor con el lector. Es un manual de hechos
injertado por la palabra exacta y el libre pensamiento. Y es
que, Antonio Campos, lleva consigo la curiosidad intelectual
como fuerza motora, no sin cierta dosis de humor, y con
muchas horas de trabajo continuo y constante. Ya saben:
colectividad que no dedica horas a pensar, difícilmente
encuentra horas para vivir. “Pensar es más interesante que
saber, pero menos interesante que mirar” –dijo Goethe- y es
cierto, el autor de esta joya de ideas, es un ejemplo de ese
hombre de pensamiento entusiasmado por saber mirar y ver,
para luego meditar compartiendo.
Nos alegra que un candidato a Rector como Campos cultive
estas dotes estéticas de vanguardia, en un momento en que
las universidades españolas se encuentran como agarrotadas,
cuando son las que han de liderar la innovación y la
creatividad. Es cierto que la universidad necesita de un
cambio cultural, la misma sociedad lo pide a gritos, y son
las propias universidades las que han de adoptar aquellas
decisiones que considere necesarias para que prime el
conocimiento por encima de otras políticas. Como dice el
autor del libro: “En esta sociedad nuestra tan llena de
propuestas y soluciones preestablecidas buscar entre la
provocación, la paradoja y la discrepancia una conversación
creativa es vivir ya en una de las últimas trincheras, es
buscar sin duda, uno de los últimos reductos de la
creatividad”. Por ello, también pienso que las universidades
deben replantearse con urgencia la manera de abordar la
docencia. Acumular conocimientos porque sí, tiene poco
sentido, si luego se abandonan otros cultivos de valor que
nos humanizan. Campos el día de la presentación de su libro
situó a los asistentes en el centro de atención de su libro,
los hizo partícipes del mismo; esto, al fin y al cabo, es lo
que se necesita también en las aulas universitarias, situar
al alumno en el centro del proceso de aprendizaje.
No se le puede excluir. Yo también creo, como el autor del
libro, de que nuestra universidad granadina precisa de un
nuevo entusiasmo. No se puede vivir de las rentas de la
tradición toda la vida. Se precisan, desde luego, personas
que propongan pero que también escuchen, que fomenten la
participación, para construir esa universidad competitiva
pero de igual modo humanística. Sólo así puede estrechar los
vínculos que demanda la sociedad en su conjunto. La
universidad no puede caer en el aburrimiento que –como dice
Campos en su manual- “constituye hoy, para muchos seres
humanos, un nuevo modelo de comportamiento y de vida”. El
autor, cuando menos a través del libro, nos hace despertar
del letargo. En suma, me reafirmo en lo dicho: un libro para
leer dos veces, sin caer en el aburrimiento.
|