La escena de la Estación Marítima
de ayer, repetida por enésima vez debido a los imponderables
de las inclemencias meteorológicas, invita a la reflexión a
todos los ceutíes. Sobre todo porque el puerto volvió a
propagarse sin freno (elogiosa la presencia del consejero de
Economía, Guillermo Martínez, pese a la poca información que
pudo proporcionar a los pasajeros) la sensación de que Ceuta
y los ceutíes volvían a estar abandonados de la mano de Dios
por navieras, instituciones y demás agentes implicados. No
es cierto, o al menos no lo es del todo. Es difícilmente
comprensible, es verdad, que el buque que pernocta en Ceuta
salga a primera hora de la mañana y deje en tierra a los
viajeros que ya entonces estaban esperando, y acto seguido
opere durante todo el día en la línea Algeciras-Tánger. Sin
embargo, tampoco es menos real que las condiciones
meteorológicas no son las mismas, y a veces ni siquiera son
parecidas, en todo el Estrecho. Si el capitán del ‘Wisteria’
decidió no llevar ni pasajeros ni vehículos en su camino
hacia Algeciras sólo pudo ser por motivos de seguridad. La
lástima es que Acciona-Trasmediterránea no facilitase
información al respecto a los afectados con la celeridad
exigible y que el Estado no haya encontrado una fórmula para
garantizar el final del aislamiento con este tipo de
temporales. Se suponía que, tras la firma del nuevo contrato
de la línea de interés público con sus nuevas cláusulas esos
problemas pertenecían al pasado. Pero resulta que no es así.
A lo mejor es que no puede ser de otra manera, pero entonces
deberían explicárnoslo a todos. Debido al temporal EL PUEBLO
no pudo llegar ayer a Ceuta hasta las 22.30 horas. Por su
interés, actualizadas, reproducimos varias de las
informaciones de la edición en el ejemplar que tiene usted
en las manos.
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