Viene el titulo a un suceso que ocurrió hace un tiempo
entonces diputado de la Asamblea Mustafa Miziam el hombre en
pleno Ramadan estaba en su turno de oratoria de ruegos y
preguntas y un asistente al Pleno de su misma confesión le
lanzó un improperio sobre algo que debía haber hecho o
recriminado, en un desasosiego y ahogo y rubor, Mizziam tuvo
que echar mano del vaso de agua, la prensa se hizo eco del
gesto donde cosas de la política no entiende de religiones y
ante el decaimiento tuvo que tomar el liquido elemento.
Ese gesto se me quedó grabado de Mizziam, hombre curtido en
lides de plenos hasta que punto desfalleció para olvidarse
del mes sagrado. Desde hace varios años en mi profesión de
cara al publico, sufro la desconsideración de gente en
varios lances del día, bien como algún desaprensivo cliente
despistado, alguna visita inoportuna, algún comentario por
teléfono, y gente que toma el lugar laboral como la barbería
de turno para chismes de dimes y diretes y quedarse
apostados como la barra de un bar. La culpa la tengo yo por
mal acostumbrar a gente que no le importa el tiempo de los
demás, poca vista poca inteligencia, en vez de quedar
conmigo en tomar unas cañas y darme conversación y por
supuesto que paguen la ronda. A muchos de estos arribistas
no les gusta molestar a sus padres o a sus hijos en sus
trabajos, a veces tengo la sensación de que me va a dar algo
y que me voy a caer en redondo al suelo en cualquier
momento. El pasado sábado fue todo un vía crucis, el polvo
de la obra, los escaparates, la mercancía, las facturas, las
entradas, los pedidos, los técnicos, el almacén, los
pintores y albañiles, los roda-pie las luces de la calle,
las cajas por medio, los tipos de interés, los vales del
reparto, quizá no haya por ahí trabajo si todo lo tengo
acaparado yo, entre ese maremagnun psicológico veo pasar los
clientes y creo que son zombis o yo también, de postre
entraron los pelmazos de turno, y agradezco a Dios no haber
sufrido una recaída de esas del año pasado, da igual te
pisaran la cabeza de todas formas, por eso a veces me
acuerdo de un receso.
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