Como consecuencia de la confección
de los Presupuestos Generales para 2008 se ha previsto la
supresión de la dotación directa del Estado destinada a la
Iglesia para su mantenimiento a cambio de lo cual se aumenta
al siete por ciento la cantidad que en la Declaración del
Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) cada
contribuyente puede destinar a este fin. Y hemos visto,
también, como por parte de la Conferencia Episcopal Española
se ha puesto en marcha una campaña televisiva dirigida a
promocionar la atención del ciudadano titular de la
declaración solo con que en el apartado correspondiente
señale la asignación de este siete por ciento para la
financiación de la sociedad religiosa fundada por
Jesucristo.
Y nos parece justo y necesario que se lleve a cabo esta
campaña para lograr el que los contribuyentes elijan, en vez
de a “otros conceptos”, a la Iglesia Católica para la
asignación de este porcentaje que, por otra parte, no corre
a cargo del citado contribuyente ni incrementa ni disminuye
su aportación o devolución, según el caso, sino que se
deduce de la recaudación de la Administración Tributaria.
Asignación a la Iglesia que vendrá a cubrir unos
presupuestos que pueden ascender a unos miles de millones de
euros (30 o 40 mil?) si valoráramos las prestaciones y
servicios que dan las entidades religiosas a favor, no ya
solo de la enseñanza con sus acreditados centros escolares,
sino también para atender, como ya hemos comentado en alguna
colaboración, la asistencia que presta en hospitales y
sanatorios de enfermedades infecto-contagiosas (Hermanas de
la Caridad), centros de acogida de enfermos terminales y
psiquiátricos sin tener cubierta la asistencia por parte de
la Seguridad Social (Hermanos de la Cruz Blanca), atención y
protección de personas con minusvalías físicas, mentales y
psicológicas (Hermanos de San Juan de Dios), comedores y
casas de acogida para inmigrantes, desvalidos,
drogodependientes y ex-carcelarios que acuden a estos
centros donde son atendidos en sus demandas de las mínimas
necesidades sanitarias, alimenticias y de vestido, todo ello
sin distinción de raza, color, religión ni inclinación
política de las personas desvalidas, aparte de la asistencia
religiosa a mas de mil millones de seguidores de la doctrina
de Jesucristo repartidos por el orbe.
Por ello, cuando en televisión aparece un anuncio referido
al “Programa de Sostenimiento Económico de la Iglesia” que
nos muestra a una persona entrada en años refiriéndose a que
“para ayudar a su comunidad siempre se tiene tiempo y
fuerzas”, hacemos nuestra la sugerencia y pensamos que,
efectivamente, si se quiere, se tiene tiempo y fuerzas para
ayudar, por medio de la Iglesia, a quienes lo necesitan,
siendo la vía más fácil y que mas directamente llega a la
comunidad de religiosos para atender las demandas que hemos
citado, nuestra aportación rellenando la casilla
correspondiente de la declaración del Impuesto de la Renta
de las Personas Físicas que, por una parte, viene a cubrir
las acciones enumeradas del presupuesto para el Programa de
Sostenimiento Económico de la Iglesia a que antes hemos
hecho referencia y, de otro lado, no supone desembolso
alguno por parte de quienes elijan este medio para hacer
llegar la citada ayuda a su destino a través de aquellos que
dedican su tiempo y fuerzas, sacerdotes y seglares, en
propagar la señal de Jesucristo para todos los hombres.
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