Dado que sigo teniendo la buena
costumbre de leer todo lo que se me pone a tiro, he vuelto a
comprobar cómo Otilio Ridruejo, en el “Faro de
Melilla”, sigue su cruzada contra Diego Martínez, presidente
de la Federación de Melilla de Fútbol, y Francisco Robles,
consejero de Deportes y Juventud de la Ciudad.
Otilio, nada tiene que ver con Pepe Gotera, no cesa
de arremeter contra la gestión de los personajes ya
reseñados. Los tilda de chanchulleros. De pegarse unos
viajes con amigos al último Mundial, con dineros de no se
sabe dónde. De hacer regalos y dar comilonas a tutiplén. Y
de propalar las mentiras de Ángel María Villar. El
cual, según Otilio, trata por todos los medios de tener
contento a Martínez para que le vote en las próximas
elecciones. Y destaca, además, los 280.000 euros anuales que
recibe la federación en concepto de subvención por parte del
Gobierno de la Ciudad de Melilla.
A mí me gusta la guerra emprendida por el tal Otilio contra
los barandas que mandan en el deporte melillense. De hecho,
ya me cae bien sin haberlo visto en mi vida. Porque entiendo
que está cumpliendo con una función fundamental: que es
denunciar la mala gestión, con aprovechamiento propio, de
unos dineros públicos por parte de Martínez y Robles.
Otilio, a quien felicito por su tenacidad y por el valor que
viene demostrando con sus denuncias, debe estar muy seguro
de cuanto dice. Ya que de lo contrario, en cualquier
momento, podría verse sentado ante quienes lucen puñetas en
las togas. Lo cual nunca es agradable. Porque es bien sabido
que quienes se lo llevan calentito, es decir, casi todos los
que meten las manos en las cuentas públicas, suelen ser
personas que no cesan de hablar de orden, de justicia, de
leyes, de valores, y, desde luego, no paran de airear su fe
en Dios.
Así que Otilio, Ridruejo de apellido, procura protegerte con
la documentación debida en relación con tus denuncias y
también, cómo no, bien harías en no descuidarte lo más
mínimo en otros aspectos. Por ejemplo: no sería extraño que
un buen día, en cualquier esquina, te salieran al paso unos
matones oficiales con la orden de provocarte para, a renglón
seguido, mandarte al hule del dolor. Te lo dice alguien que
sabe de ese asunto lo suficiente como para ponerte en
guardia. Sin ánimo de asustarte. Pero sí para decirte que
cundir el miedo entre quienes denunciamos corrupciones es la
mejor manera que tienen los ladrones de continuar su labor
de enriquecimiento con absoluta y total impunidad.
Tampoco deberías, intrépido Otilio, fiarte mucho de quienes
te permiten escribir esas denuncias en tu medio. Pues si
cualquier día, Dios no lo quiera, te alisasen las costillas
en cualquier emboscada, vete preparando para lo peor: o sea,
que no habrá nadie de tu entorno, una vez que hayan sacado
la nota tan tópica como corporativista de protesta, que te
ampare. Incluso te auguro que dirán de ti que te has pasado
en tus denuncias contra dos personas que ya estaban hartas
de ser expuestas en plaza pública por la inquina que tú les
tienes. Y es que, Otilio Ridruejo, los presidentes de las
federaciones de fútbol suelen pertenecer, casi todos, a la
‘obra de Dios’. ¡Lagarto, lagarto!... Espero que me
entiendas. Un abrazo.
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