Triunfó la democracia. Los más de mil electores quisieron
demostrar votando que la polémica de las mesas era
intrascendente para los resultados de los comicios. Así, la
alta participación fue el nexo que ayer unió en sus
declaraciones a los representantes de los cuatro sindicatos
concurrentes.
La decisión primera de los sindicatos de centralizar el voto
en la Asamblea no ha afectado a la participación, como se ha
demostrado. La jornada se ha caracterizado de otro lado por
una ausencia de colas significativas. Pese a las diez horas
que estuvieron abiertas para el voto las urnas, la mayor
concentración se produjo en la franja comprendida entre las
10.00 y las 11.30.
Como en casi todo proceso electoral hay quien lo deja todo
para el último instante y según relató algún apoderado
sindical “estaban cerrando las urnas y todavía había alguno
que quería votar”.
Las elecciones suelen ser una cosa seria. Un proceso
rutinario que se sella con aquello de “vota” pronunciado por
el presidente de la mesa. No obstante hay quien por un
despiste da lugar a la anécdota. La más corriente fue ayer
la de aquellos que olvidaron el DNI o el Pasaporte y
tuvieron que volver a buscarlo para poder votar.
El proceso electoral supuso también una oportunidad para el
encuentro. El saludo o incluso abrazo entre ex compañeros se
dio en la jornada de ayer en más de una ocasión, según
cuentan algunos de los presentes en el hall del Palacio
Autonómico.
Kilómetros para votar
Unos no tuvieron que desplazarse más que unos metros para
ejercer su derecho al voto, mientras que otros tuvieron que
hacer hasta cuatro o cinco kilómetros.
Los funcionarios de la Ciudad procedían ayer de
localizaciones diversas pero los que más mérito tuvieron
fueron los que se trasladaron desde el Centro de Menores de
la Esperanza en San Antonio o desde una de las guarderías de
la Ciudad en la barriada del Príncipe. Fueron no pocos los
que desde estos dos lugares acudieron ayer a votar. Chapeau.
Facilidades para llegar
El vehículo fue ayer la opción elegida por la mayoría de los
desplazados desde la periferia. La Consejería de Gobernación
habilitó un espacio de aparcamiento en batería en la plaza
de África para que aquellos que tenían que votar pudieran
dejar su vehículo en un sitio seguro durante algunos
minutos. Así fue, de tal manera que alguno medio en serio,
medio en broma espetó: “He dejado el coche en doble fila con
las llaves puestas y me ha dado tiempo a votar”.
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