Dicen los entendidos que una de las grandes carencias de la
Ceuta deportiva radica en la escueta nómina de clubes y
sociedades. Que no hay más cera que la que arde y, a ello
debemos limitarnos. Lo cierto es que no resulta nada
complicado sacar de la nada cualquier entidad , presentar
acta constitucional, formalizar unos estatutos, legalizarlos
y poco más. Lo que sigue a continuación, es simple: colocar
el cucharón a las puertas del municipio en demanda de medios
económicos y, con un mínimo de suerte incluso caerá hasta un
local social donde ubicar la sede.
Con algo más de fortuna el ascenso, el salto a categoría
nacional no se hace esperar y, equipo, entidad o club que
pretende viajar semana si, semana no, con la intención de
medirse a conjuntos del otro lado del Estrecho, lo supedita
al cien por cien a la generosa subvención que emana de la
Casa Grande.
Así nos luce el pelo, Sin ir más lejos, tenemos un ejemplo
reciente. Se pelea por el ascenso a la división de bronce
del balompié nacional, se consigue, se negocia y al no
convencer la contra oferta de Plaza de Africa, la marcha
atrás es inminente. Adiós a la tan ansiada “pirámide”. Para
qué complicarse la vida. Entrar en enredos, búsqueda de
patrocinios, ingresos paralelos, publicidad,.... tirarse a
la calle, Ni pensarlo. Fiesta sí pero, las facturas que se
las manden a D. Julián.
SOCIEDAD DEPORTIVA
Hubo un tiempo en el que además de admiración,
extraordinarios resultados deportivos, causó alto respeto
allá por donde brillaron sus colores. Impresionantes equipos
de balonmano, fútbol, baloncesto, etc, etc,. Mejores
técnicos entregados a coronar campañas en lo más alto de la
tabla. Aún más serios, si cabe, los gestores que se fueron
relevando. En el Unión Africa Ceutí de aquellas décadas, no
sólo se aplicó el máximo interés en el apartado competitivo,
el acierto radicó en cuidar con sumo esmero el carácter
social.
La atención a sus socios, genuinos dueños de la entidad que
mantenían con sus cuotas puntuales.
Botón de muestra, del cacheé alcanzado, fue la Copa Stadium.
Lo más de lo más. Culmen galardón que en aquellos tiempos se
concedía a la entidad nacional significativa del momento.
Fue a parar a las vitrinas del Angulo. Por cierto, ¿por
donde andará en la actualidad?.
Pese a ello, cuando las vacas no pudieron fardar de palmito,
bailes sociales, verbenas familiares, atracciones
espectaculares de primera fila - Rafael, Juan y Junior, la
Jurado,...- remontaron los escalones de las Murallas Reales
y los momentos de aprieto daban paso a la esperanza.
Aquellas taquillas, sirvieron entre otros conceptos, para
hacer posible desplazamientos, compra de equipaciones,
meriendas, etc, etc, de los conjuntos de la Sociedad.
Llegaron tiempos de gloria. Con la puesta en marcha del
bingo se dispararon interminables, (nunca mejor empleada
esta palabra), proyectos, entre los que se encontraba la
creación de una flamante Ciudad Deportiva en los terrenos
adquiridos de la calle Argentina.
La posterior debacle, fue ya otro cantar. ¿Qué ocurrió, por
qué se vino abajo el Imperio angulista?, ¿Quién o quienes
fueron culpables del desastre, incendio incluido?. Para qué
rememorar tan desagradable episodio, uno de los más
lamentables de la historia deportiva de nuestra ciudad. Si
acaso, en otro apartado podríamos entrar en materia.
SOCIOS DEL CEUTI
Pero sí, ahora, cuando ha transcurrido un buen número de
años nos llama la curiosidad a que fue de aquella amplia
cartera de socios y simpatizantes; interrogante al que se le
podría añadir ¿por qué los dirigentes que se han venido
sucediendo les ha dado las espaldas?. Han pasado
olímpicamente de ellos.
Pues bien, ya que al parecer resurge la Sociedad, que
impedimento existe para que D. Felipe emprenda una campaña
que podríamos denominar de “recuperación”, el cobrador de la
actual S. D. Unión Africa Ceutí les visite, y previo pago de
su importe, les haga entrega del correspondiente recibo
mensual. A buen seguro más de uno se llevaría una agradable
sorpresa.
Una factible recaudación, o fuente de ingresos, que lleva
durmiendo por los siglos de los siglos. Si no las quinientas
pesetas de antaño, podrían ser los cinco euros de los de
ahora. Algo es algo, menos que restar de las arcas del
pueblo.
|