Es de noche cuando descubro a un chiquillo de no menos de
cuatro años que anda vagando por las calles de la ciudad con
la mirada perdida y sin atender los requerimientos de un
anciano con el que se acaba de cruzar. Es uno de esos miles
de chiquillos abandonados por sus padres en cualquier calle
de cualquier ciudad del mundo. Me da pena pero no puedo
hacer absolutamente nada. Si lo hiciera tendría que ocuparme
de todos los chiquillos, abandonados o no, del mundo y eso
resultaría imposible. Para mí y para todos. Hasta para las
ONG’s.
Un amigo mío, ceutí-catalán, se queja del trato que le doy
al “gorila” Chávez de una manera que, a su entender, deforma
mi visión política del incidente, convirtiéndome poco menos
que en un chaquetero pepero… bueno, siendo su opinión la
respeto por cuanto no resulta ofensiva para la dignidad de
nadie, aunque decir que los “aires” me están cambiando es
mucho decir.
Que el Rey Juan Carlos nos haya sido impuesto por el general
Franco tal vez tuviera cierta concomitancia con la
continuidad del régimen movimientista… pero la actitud del
Rey aquél 23 de febrero, el del “Tejerazo”, es digna de
“borbonizar” la Corona como el primer Rey demócrata que tuvo
el país. Resulta que el paso del tiempo ha demostrado que el
nuestro es el mejor sistema político que pudiera existir,
hasta la fecha, en el que nadie puede arrogarse un papel con
el que pudiera llevar al país al hundimiento moral,
económico y político. Aznar lo intentó dentro de su
omnipotencia… así están las cosas. Los actuales dirigentes
del PP están intentándolo, así que ¡ojo! con ellos.
Una cosa muy distinta es que defienda la actuación de quién
es un español más, sin menoscabo de su posición social,
contra alguien del extranjero y sin que medie la clase
política de quién defiendo. Lo cierto es que el “gorila”
está demostrando hechos y maneras que lo clasifica como
aquellos muchos que la Historia, con mayúscula, dejó
marcados como “iluminados”. No voy a desenrollar la lista de
dictadores, dictadorzuelos, “tapiocas”, bin ladenes, etc.
para demostrar que no yerro en mi opinión. Basta con que se
los imaginen Vds.
Sabemos que los corderos son los animales más inocentes del
mundo… hasta que los degollan. Entonces dejan de ser
inocentes, precisamente porque están degollados. Esto es lo
que pasa con el mundo hispano-americano. La inocencia de
gentes latinoamericanas, que conozco perfectamente debido a
los tratos que he mantenido durante mis viajes, llega a
límites insospechados cuando se refiere a entender la
política de gobierno de sus respectivos países. No hablo de
la inocencia que pecan en el Día de los Inocentes, ni la
inocencia en la vida misma; hablo de la inocencia en que
caen cuando les habla “el padre”.
La actitud de Chávez para con el pueblo venezolano es
idéntica a la que realizó, en su tiempo, el “difunto” Fidel
Castro. Hacer creer al pueblo que con él comerán todos los
días mejor que nunca en sus vidas… ya verán Vds. como
ocurrirá así. Hoy en día el pueblo cubano anda desesperado
buscando dónde comer; siguen con la cartilla de
racionamiento en la mano; se apoderan de cosas ajenas, sobre
todo comida, para sobrevivir en un ambiente totalmente
degradado. Paro de contar… lo que quiero demostrar es que el
camino que emprende un hombre sólo –llámese dictadura u otra
cosa- dirigiendo los destinos del país, sea cual fuera, sólo
tiende a la ruina de ese país y… los corderos seguirán
siendo inocentes.
El proletariado es la gran confusión inventada por Kart Marx
que sacó del latín ‘proles’ (linaje o descendencia) para
designar a la clase social que se ve obligada a vender su
fuerza de trabajo al capitalista por carecer de medios de
producción. Era un claro intento de crear un grupo
antagónico a la clase burguesa con el que detener el proceso
de dominación capitalista. Estaba basado, en realidad, sobre
el tiempo de producción más que en otra cosa. Pero el
proletario en su versión real, que hubo y habrá en todos los
tiempos, es aquel que dedica todo su tiempo al servicio del
Estado y no al revés. Si el Estado es un solo hombre… eso es
lo que buscan Chávez, Noriega y lo que consiguió Castro.
Franco no, pero casi.
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