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OPINIÓN - JUEVES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

La inocencia de los corderos

Por Quim Sarriá


Es de noche cuando descubro a un chiquillo de no menos de cuatro años que anda vagando por las calles de la ciudad con la mirada perdida y sin atender los requerimientos de un anciano con el que se acaba de cruzar. Es uno de esos miles de chiquillos abandonados por sus padres en cualquier calle de cualquier ciudad del mundo. Me da pena pero no puedo hacer absolutamente nada. Si lo hiciera tendría que ocuparme de todos los chiquillos, abandonados o no, del mundo y eso resultaría imposible. Para mí y para todos. Hasta para las ONG’s.

Un amigo mío, ceutí-catalán, se queja del trato que le doy al “gorila” Chávez de una manera que, a su entender, deforma mi visión política del incidente, convirtiéndome poco menos que en un chaquetero pepero… bueno, siendo su opinión la respeto por cuanto no resulta ofensiva para la dignidad de nadie, aunque decir que los “aires” me están cambiando es mucho decir.

Que el Rey Juan Carlos nos haya sido impuesto por el general Franco tal vez tuviera cierta concomitancia con la continuidad del régimen movimientista… pero la actitud del Rey aquél 23 de febrero, el del “Tejerazo”, es digna de “borbonizar” la Corona como el primer Rey demócrata que tuvo el país. Resulta que el paso del tiempo ha demostrado que el nuestro es el mejor sistema político que pudiera existir, hasta la fecha, en el que nadie puede arrogarse un papel con el que pudiera llevar al país al hundimiento moral, económico y político. Aznar lo intentó dentro de su omnipotencia… así están las cosas. Los actuales dirigentes del PP están intentándolo, así que ¡ojo! con ellos.

Una cosa muy distinta es que defienda la actuación de quién es un español más, sin menoscabo de su posición social, contra alguien del extranjero y sin que medie la clase política de quién defiendo. Lo cierto es que el “gorila” está demostrando hechos y maneras que lo clasifica como aquellos muchos que la Historia, con mayúscula, dejó marcados como “iluminados”. No voy a desenrollar la lista de dictadores, dictadorzuelos, “tapiocas”, bin ladenes, etc. para demostrar que no yerro en mi opinión. Basta con que se los imaginen Vds.

Sabemos que los corderos son los animales más inocentes del mundo… hasta que los degollan. Entonces dejan de ser inocentes, precisamente porque están degollados. Esto es lo que pasa con el mundo hispano-americano. La inocencia de gentes latinoamericanas, que conozco perfectamente debido a los tratos que he mantenido durante mis viajes, llega a límites insospechados cuando se refiere a entender la política de gobierno de sus respectivos países. No hablo de la inocencia que pecan en el Día de los Inocentes, ni la inocencia en la vida misma; hablo de la inocencia en que caen cuando les habla “el padre”.

La actitud de Chávez para con el pueblo venezolano es idéntica a la que realizó, en su tiempo, el “difunto” Fidel Castro. Hacer creer al pueblo que con él comerán todos los días mejor que nunca en sus vidas… ya verán Vds. como ocurrirá así. Hoy en día el pueblo cubano anda desesperado buscando dónde comer; siguen con la cartilla de racionamiento en la mano; se apoderan de cosas ajenas, sobre todo comida, para sobrevivir en un ambiente totalmente degradado. Paro de contar… lo que quiero demostrar es que el camino que emprende un hombre sólo –llámese dictadura u otra cosa- dirigiendo los destinos del país, sea cual fuera, sólo tiende a la ruina de ese país y… los corderos seguirán siendo inocentes.

El proletariado es la gran confusión inventada por Kart Marx que sacó del latín ‘proles’ (linaje o descendencia) para designar a la clase social que se ve obligada a vender su fuerza de trabajo al capitalista por carecer de medios de producción. Era un claro intento de crear un grupo antagónico a la clase burguesa con el que detener el proceso de dominación capitalista. Estaba basado, en realidad, sobre el tiempo de producción más que en otra cosa. Pero el proletario en su versión real, que hubo y habrá en todos los tiempos, es aquel que dedica todo su tiempo al servicio del Estado y no al revés. Si el Estado es un solo hombre… eso es lo que buscan Chávez, Noriega y lo que consiguió Castro. Franco no, pero casi.
 

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