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OPINIÓN - JUEVES, 22 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Desagradecimiento
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me preguntan, una y otra vez, los motivos que tengo para no ver a la Asociación Deportiva Ceuta en el Alfonso Murube. Y podría dar varias y convincentes respuestas. Al menos para mí. Pero tampoco tengo necesidad de herir susceptibilidades porque sí. De modo que siempre respondo lo mismo: el horario del partido coincide, muchas veces, con mi despertar de la siesta.

Pero vengo observando que mi contestación cae fatal; peor aún que si me hubiera dado por decir que no asisto a los partidos porque cuando he ido, en tres ocasiones, me he aburrido tanto que los bostezos me impedían seguir el desarrollo normal del juego. Lo cual le debe pasar a mucha gente: dado que tengo entendido que los directivos están desanimados porque no acaban de conseguir que el campo registre la entrada que ellos consideraban factible. Y, por supuesto, anhelaban.

Hubo una época, es decir, durante varias temporadas, en la que se decía que los aficionados no acudían al campo porque no les gustaba el presidente que regía los destinos del equipo. Tal vez la causa fuera porque éste, o sea, José Antonio Muñoz, había adquirido la mala costumbre de clasificar continuamente al equipo en puestos donde se accedía a jugar por el ascenso de categoría.

Aquella muletilla, prejuiciosa, dañina por maligna, y repetida a cada paso, fue propalada por esa minoría con poder que se atacaba de los nervios en cuanto se acercaba el final del campeonato regular y se daba cuenta de que el equipo podía ascender a la Segunda División A. Y todo porque la envidia, esa pasión que describe Quevedo como flaca porque muerde y no come, se apoderaba de quienes eran infelices al pensar que un mismo señor pudiera ser dueño de un periódico ya consolidado y presidente con éxito.

Con esta temporada, se van a cumplir tres desde que el editor de este periódico dejó la presidencia del Ceuta. Y, por lo visto, al Murube siguen sin acudir los aficionados que se esperaban. Incluso se nos dice que ha bajado el número de espectadores. Con el consiguiente temor de una directiva que ya echó mano de suficientes estímulos para motivar a quienes prefieren quedarse en casa sobando, como yo, y levantarse a tiempo de ver multifútbol...

Dado que los estímulos no han dado los resultados apetecidos, y debido a que ahora no hay persona apropiada a la que achacarle el desinterés reinante que existe por ver jugar al equipo, he leído un anuncio que demuestra que los directivos de la Asociación Deportiva Ceuta pueden estar perdiendo el oremus. Es una demostración palpable de que presidir un conjunto de Segunda División B no es tarea fácil. Y, desde luego, resulta mucho más complicado cuando hubo antes en el cargo alguien, como José Antonio Muñoz, cuyo mayor pecado fue despertar las envidias de quienes no podían soportar verle al frente de un club que había dado en la manía de ganar como norma.

De modo que bien harían los directivos, y sobre todo su presidente, Felipe Escane, en evitar enfrentamientos empresariales por tomar una decisión que demuestra un deseo manifiesto de beneficiar a una de las partes. Nuestra obligación es avisar... Porque queremos lo mejor para un equipo entrenado por alguien a quien le tenemos ley. Aunque mucho me temo que la decisión de Escane y sus directivos, haya sido aprobada en otro sitio. Con lo cual se haría patente, una vez más, lo funesto que resulta el desagradecimiento.
 

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