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OPINIÓN - DOMINGO, 18 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Un dictador montaraz
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

No se podía esperar otra cosa de Hugo Chávez y ha bastado la espontánea actuación de SM el Rey de España, para que empiece a subirse por los árboles.

Es típica, ya, la lengua asilvestrada de este dictador que quiere ser “caudillo” y es típica porque en términos correctos, dialogantes y, menos, diplomáticos, no podría salir a la puerta de su casa.

Llegó en su momento, se hizo con el poder de la forma más atrevida que se esperaba y sólo la hipocresía de la política le mantiene ahí, hasta que algún sector económico diga: ¡Basta ya!.

Pero antes de llegar a tanto, porque no sería él, sino que sería el pueblo el que perdiera, él ya quiere echar un órdago a las empresas españolas que operan en Venezuela.

Y me parece bien que controle los intereses de su país, pero me parecen nefastas las amenazas de estos días, cuando ha quedado en evidencia su falta de tacto político y personal, así como su falta de educación en el diálogo, que él hizo monólogo, con Zapatero.

Los dictadores actúan así, no pueden actuar de otra forma, porque no saben y porque si actuaran de otra forma no serían dictadores, o sea que no serían nada.

Cuando dice que habrá que poner el ojo en las empresas españolas que operan en Venezuela, habría que preguntarle si es que hasta ahora esas empresas actuaban sin control venezolano, haciendo a su capricho lo que les diera la gana.

Si hubiera sido así es que la dignidad, capacidad y ética del “caudillo” Chávez estaban en el lugar que se supone que están los dictadores, en el capricho del “porque me da la gana”. Si por otra parte, hasta ahora, el control era correcto y las cosas se hacían como se tenían que hacer, poco les puede importar a las empresas españolas la rabieta de Chávez, que viene, únicamente, de ese cara a cara con el Rey.

Y si Chávez cree que puede hacer lo que quiera, se va a equivocar cuando hay en Venezuela operando muchas empresas españolas de gran prestigio como: Acciona, Repsol YPF, ACS, Editorial Planeta, los dos bancos más importantes de España hoy y un largo etc., con lo que una marcha de todos esos ingresos dejaría tiritando la economía venezolana.

Si los datos que han llegado a nuestras manos son correctos, la inversión española directa bruta en Venezuela se situó en 93.652 millones. Esto es mucho dinero y no sé si el Gobierno se está dando cuenta que está promocionando demasiado a un dictador.

Y que ahora nadie se engañe, porque en la zona conviven dos izquierdas totalmente distintas en la forma y en los comportamientos:

Por un lado está la izquierda socialdemócrata con países como Perú, Chile o Brasil y por otra parte está la del populismo revolucionario y antisistema con Venezuela, con Bolivia o con Ecuador, por ejemplo.

Con los acontecimientos de estos días no debe extrañarnos que Chávez y sus seguidores hayan asestado el golpe final para terminar con las Cumbres Iberoamericanas que nada agradables eran para ellos y en las que España, desde hace años, había puesto un gran empeño.

Estos días el “caudillo” Chávez va a estar muy ocupado, tendrá que viajar mucho para buscar ese respaldo que le erija, de por vida en soberano todo poderoso de su país.
 

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