Hoy, saboreando unas deliciosas “rabas de peludín” y
disfrutando con viejas y entrañables amistades asomado, en
un luminoso día, a la soberbia belleza de la bahía de
Santander, reflexionaba desde la distancia sobre lo que
podríamos llamar “diplomacia paralela”, aplicada a las
procelosas relaciones hispano-marroquíes y a la particular
casuística de las dos pequeñas ciudades españolas del norte
de África, en la que cabría insertar la fantasmagórica
reaparición, en la madrugada del día 6 en las calles de
algunas barriadas ceutíes, de un autotitulado “Mando
Unificado del Frente de Liberación de Sabta y Malilia” (sic)
y su “Declaración nº 1”, fechada el día 4, en la que en
tamaño cuartilla y a lo largo de 26 líneas (en cuatro
párrafos) se hace un llamamiento “A todos los marroquíes
musulmanes de Sabta”, haciendo saber que “la visita del Rey
Juan Carlos a la ciudad colonizada es un insulto para
nosotros”. Después de las manidas referencias al “yugo
colonial” y la realidad ignorada por la “potencia
colonizadora” (“Marruecos es un país libre e
independiente”), se hacen burdas referencias históricas
(desde la guerra del Rif al Sáhara marroquí) denunciando,
como “traidores a su Patria”, a aquellos ciudadanos
musulmanes que salgan a vitorear a los Reyes de España en su
histórica visita a Ceuta, insistiendo (línea 15, párrafo
tercero) en que los españoles “se irán de nuestras tierras”
cuando, naturalmente, “Aláh lo quiera”. Faltaría más.
Finalmente se hace una petición en clara sintonía con las
propuestas del Gobierno marroquí: “Desde esta declaración
hacemos un llamamiento al gobierno colonial para que se
sienta (sic) a dialogar con el Gobierno marroquí
civilizadamente sobre el futuro de los territorios usurpados
(sigue ahora en mayúscula) Sabta, Malilia y las Isla
Adyacentes que no será más que su devolución al seno de
Marruecos”.
Si nos retrotraemos unas fechas antes, el 18 de octubre, a
la “intifada” de la Cañada Real en Madrid y al papel
desarrollado por dos mezquitas cercanas desde las que,
además de soflamas islamistas, en la situada en Vallecas su
imám estaría adiestrando a jóvenes marroquíes en la
fabricación de “cócteles Molotov”, nos estaríamos adentrando
en un proceloso proceso de insurgencia en el que, al igual
que en nuestro particular Kosovo (El País Vasco) unos
agitarían el árbol… y otros recogerían las nueces. A la
diplomacia marroquí, por cierto, le faltó tiempo para
protestar por la actuación policial. ¿Un precedente?. De
hecho nos encontramos con tres escenarios confluyentes,
interactuantes a modo de vasos comunicantes en tres frentes:
la marroquinización, la islamización radical y el yihadismo
terrorista, en el que el nuevo organigrama de “Al Qaïda en
el Magreb” empieza a encender los ánimos.
En este contexto y frente a las comprensibles alegaciones
diplomáticas ante la ONU o La Haya (normales existiendo
litigios entre dos países) por parte de nuestros vecinos del
sur, el Reino de Marruecos, descuellan como atípicas y
peligrosas, en cuanto a su potencial capacidad de inflamar
el ambiente, planteamientos de “diplomacia paralela” rayando
con dinámicas de “conflicto de baja intensidad”. El horno no
está para bollos y Rabat debería tener sumo cuidado con
determinadas provocaciones...
|