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sociedad - DOMINGO, 18 DE NOVIEMBRE DE 2007


reunión en el presidente. archivo.

la empresa del agua
 

Los problemas de Acemsa

Vendidas o no, las sociedades municipales
deben ser objeto de especial atención, olvidándose todos por un tiempo de intereses partidistas, sindicales o amiguismos, si
lo que se pretende es hacerlas viables
 

CEUTA
Rober Blanco

local
@elpueblodeceuta.com

Mucho se ha hablado y escrito últimamente sobre ACEMSA, la empresa del agua, sobre la que el Gobierno de la Ciudad ha encargado un informe a una consultora denominada Deloite, con sede en la capital de España, informe del que se van conociendo detalles, si bien en relación con las intenciones íntimas del Gobierno Local, poco a trascendido, salvo especulaciones o informaciones poco concretas transmitidas por el propio Vivas o la Presidenta de Acemsa, Yolanda Bel, a la que parece que le ha faltado también cierta información en medio de la marejada que se ha formado.

Hay que partir, a fuerza de pretender desentramar el asunto, de ciertos hechos que son ciertos:

De una parte, los problemas financieros y por supuesto presupuestarios que atenazan al Presidente Vivas, que sigue empeñado, si le dejan, en realizar alguna fortísima inversión en el centro de la ciudad, la cual podría rondar los 60 millones de euros, de la que sin duda se hablará en los próximos meses, inversión esta para la que necesita recursos financieros de los que no dispone, salvo que se concreten la venta de activos (Acemsa es uno de ellos), se utilicen al máximo (con el riesgo de que el Gobierno Central lo paralice) las posibilidades urbanísticas y, también, se aumenten los impuestos (con el cabreo consiguiente de los ceutíes).

Por otra parte, las sociedades municipales suponen una auténtica sangría para la Ciudad Autónoma, estando en general gestionadas bajo el prisma de intereses políticos, en lugar del de la eficacia en la gestión. El propio Consejo Económico y Social que dirige el socialista? Basilio Fernández, ha venido advirtiendo como máximo órgano consultivo del Gobierno de la Ciudad en materia socioeconómica, que sin un riguroso control sobre el gasto en las sociedades municipales, el déficit presupuestario y sus consecuencias en la inversión pública, son inevitables, de todo lo cual Acemsa es sólo un ejemplo al que se podrían sumar otras sociedades, a las que con un simple estudio a vuela pluma, se las puede calificar de “lentas y gordas máquinas ineficaces”, más preocupadas por alimentar sus propias necesidades, que por cumplir el cometido para el que fueron creadas.

La idea de la venta de Acemsa u otras sociedades no tiene nada de descabellada, en caso de que alguna vez Vivas haya pensado en un planteamiento de esta naturaleza, porque son sociedades que operan en el mercado libre, pero desestabilizándolo, a sabiendas de que sus pérdidas, que son cuantiosas, las van a sufragar todos los ciudadanos y, por tanto, sin atender a la regla básica de la economía de mercado: “quien no es rentable desaparece”. Pero, ¿de quien es la culpa de todo esto?. Sin duda un poco de todos, pero es preciso repartir responsabilidades en función de quien tiene más, para descender a quien tiene menos.

Los mayores gastos de las sociedades y, por tanto también de Acemsa, son los de personal, es decir, las nóminas de los empleados. ¿De quién depende que estos sean más de los necesarios y que cobren unos sueldos muy por encima de lo que se puede permitir quien los paga?. La respuesta es evidente: De los responsables políticos de turno, que olvidando su sagrada responsabilidad, colocan amigos a diestro y siniestro y firman convenios que luego arrostran problemas financieros que lo pone todo al borde del abismo, al borde de la venta, de eso que tanto asusta. Pero los trabajadores y sus representantes, los sindicatos, llevan años y años presionando más de la cuenta a los políticos, olvidándose de su labor esencial: La de ser verdaderos agentes sociales, que tienen que velar por la estabilidad de los proyectos que generan empleo. En fin, unos y otros, más preocupados por las elecciones, ya sean políticas o sindicales, se pasan de la raya de lo razonable, se embarcan en una esquizofrenia del quien da más, hasta que lo inevitable llega, porque el pobre contribuyente ya no da para más, y el resto de España ya avisa de que los excesos que aquí se cometen los deben pagar los de aquí y no el resto de españoles, cosa razonable por otra parte.

La política de personal en Acemsa, hubiera debido ser más prudente durante años, acudiendo más a la externalización de determinados servicios que al engorde de la sociedad, que además de estos ingentes gastos, tiene los derivados de su gasto corriente, véase contratos de prestación de servicios, que casan poco con su elevadísima plantilla, las inversiones tanto en distribución (aunque aquí Hipocsa, la empresa designada por el Estado para reparar la red de distribución de agua potable, ha hecho la mayor parte con presupuesto estatal y no local) como en saneamiento, así como el coste de la producción de agua desalada, del cual la mayor parte financia el Estado. En materia de ingresos por venta de agua, Acemsa se encuentra atenazada por las decisiones sobre tarifas de agua que estableced el Pleno de la Asamblea, pero sin duda la eficacia en la gestión y depuración del cobro del agua sigue siendo una asignatura pendiente.

El informe de la consultora contratada por el Gobierno de la Ciudad, va a decir poco más de lo que estamos comentando, salvo mayor profusión de datos numéricos, que será en todo caso el refrendo de lo que ya se sabe y se viene advirtiendo desde hace tiempo, pero a partir de ahí o de ahora, la cuestión será la de ¿quién le va a poner el cascabel al gato?, o ¿es que, acaso, va a ser el Sr. Hoyos el culpable en exclusiva de la situación, sabiendo que alguna tiene?.

Hay quien ha llegado a pensar e incluso a publicar que si el Presidente Vivas no necesitara urgentemente “dinero” para financiar alguno de sus proyectos ¿se hubiera detenido a pensar en los problemas de Acemsa, o hubiera seguido haciendo la vista gorda como en los ya dilatados años de su gestión?.

Pero abierta la caja de los truenos, que vaya mirando, aunque sea de reojo, los problemas de otras sociedades, que también operan en el mercado y cuyos estado y resultado no se alejan mucho de lo que en Acemsa acaba de aflorar.

Vendidas o no, las sociedades municipales deben ser objeto de especial atención, olvidándose todos por un tiempo de intereses partidistas, sindicales o amiguismos, si lo que se pretende es hacerlas viables, pues de lo contrario, se pongan como se pongan los trabajadores y quieran o no quieran los políticos, llegará un momento, que llegará pronto, que por ser insostenibles no habrá ya ni quien las quiera comprar, justo cuando la Ciudad Autónoma ya no pueda mantenerlas.
 


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