Obviamente, todavía no es muy
conocido en Ceuta, porque lleva aquí escasamente dos
semanas.
Es el nuevo director del Parador Hotel La Muralla y desde su
llegada he tenido la oportunidad de hablar con él, en
repetidas ocasiones, por lo que, uno que no suele tener mala
vista al encontrarse con alguien nuevo, se dio cuenta, de
inmediato, de que las altas esferas de Paradores tenían
interés por Ceuta y han traído todo un director.
Y es que, deben haber dicho:” los experimentos con gaseosa,
y Ceuta no nos sirve para tales pruebas”. Desde ahora puedo
decir que han acertado, totalmente.
A Pedro Fernández “no le ha tocado la lotería” con este
cargo, porque si difícil es poner en marcha algo nuevo, más
difícil es tener que retirar “los escombros” y empezar de
nuevo.
Yo no voy a hablar de antes del 93, yo no vivía aquí y por
consiguiente no sabía lo que aquí había, pero sí puedo
hablar hoy, porque aquí vivo y “buenos cuartos” me cuesta
todos los meses, desde entonces.
En aquella época el Parador era un lujo, ahora, al pasar los
años, ha ido perdiendo tanto que, de haber seguido por el
rumbo que iba, en tres años podría haberse llamado “la
pensioncilla de ...” porque todo estaba, últimamente, a la
baja.
Sin embargo, y van dos semanas escasas, con la llegada de
Pedro Fernández esto está cambiando tan rápidamente que ya,
ahora mismo, se nota que las riendas van por otra parte.
La llegada a Ceuta de los Reyes, a los tres días de haber
llegado el nuevo director, parecía el punto de inflexión de
su actividad. Viví de cerca el trabajo de esta casa y viví
de cerca los movimientos de este hombre tranquilo, pero con
una seguridad pasmosa en lo que estaba organizando.
Estaba claro que sabía, quería y podía hacer las cosas tan
bien como para que el Parador Hotel La Muralla haya sido
alabado por medios de comunicación y por quienes siguieron
de cerca el viaje de SSMM.
Y, ojo, él trabajó, pero él, especialmente, supo organizar a
su gente, supo darle a cada uno su sitio y el personal,
porque sabe hacerlo, cumplió extraordinariamente.
Esta era una reválida, nada más aterrizar en Ceuta este, ya
veterano, director al que yo creo que le gustan poco los
despachos, pero sí le gusta y mucho, recorrer las
dependencias del Parador para saber, para conocer lo que hay
y cubrir, de inmediato, las deficiencias. Lo he vivido en
mis propias carnes.
Nada tengo en contra de quienes le precedieron, cada uno
trataría de hacerlo lo mejor que pudo y supo, pero la
actividad, la aparente calma, y las soluciones inmediatas
que he visto dar a este hombre yo no lo había visto en
épocas precedentes.
Es cierto que ahora se nota más, porque cualquier cosa que
se vaya haciendo, con lo mucho que necesita el Parador, se
aprecia desde cualquier parte. Y para que nadie vea
fantasmas o falsos halagos, reto a cualquiera que haga tres
semanas que no ha venido al Parador, incluidos directivos de
Paradores, a que se acerquen por aquí y ya desde la misma
puerta se darán cuenta de que esto está cambiando a gran
velocidad. Si vienen por la noche lo notarán más.
El Parador es un emblema de Ceuta que no podía estar yendo a
la baja. Creo que esto va a ir por muy buen camino.
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