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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE NOVIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

Lo que sea, como sea

Por Andrés GómezFernández


El consejo de Ministros aprobó el pasado día 2 de Noviembre, la nueva regulación del Bachillerato, con lo cual la excelencia académica y el esfuerzo quedan de nuevo arrinconados con una normativa que, con el pretexto de combatir los altos índices de fracaso escolar en el Bachillerato –una nueva denuncia de la OCDE-, sólo pretende enmascararlos con una fórmula de promoción que hará que los alumnos estén más tiempo en el Centro Educativo, pero sin preocuparse de que aprendan más y mejor.

Por todo ello, el futuro del sistema educativo, se vuelve más sombrío e incierto de lo que ya estaba tras la aprobación de la LOE y de su desarrollo reglamentario relativo a la ESO.

Recordaré que la nueva regulación del Bachillerato, permite que un alumno con tres o cuatro asignaturas pendientes en el primer curso, pueda matricularse en dos o tres del segundo curso, con lo cual ni se repite curso íntegramente, ni se promociona el siguiente, sino que en realidad se crea un tercer curso de Bachillerato formado por materias de los otros dos.

Por otro lado, también recordaré que esta medida no estaba prevista en la LOE, que sólo contempla la promoción al referido curso cuando se han aprobado todas las asignaturas del primero, o se han suspendido, como máximo, dos de ellas. Nos conduce todo esto a afirmar que la fórmula aprobada por el Gobierno no tiene base en la LOE y, por lo tanto cabe dudar fundamentalmente de su legalidad. Este planteamiento reincide en un modelo muy lesivo para la formación de los jóvenes, porque no inculca en ellos un elemental sentido de la responsabilidad académica, no retribuye el esfuerzo en el estudio y, en cambio, bonifica a los que directamente opten por hacer el Bachillerato en cuatro años y no en dos. No hay argumentos de peso para afirmar que con esta fórmula –el fraccionamiento del Bachillerato- el fracaso académico se vaya transformar en éxito.

Es necesario recurrir a las estadísticas, que nos van mal. En los primeros días del pasado mes de Octubre, el sistema educativo español suspendió en casi todos los objetivos de la U.E, según se desprende del estudio anual de la Comisión Europea. El informe pone de manifiesto que España se sitúa por debajo de la media europea en cuatro de los cinco indicadores marcados por la U.E, para mejorar los sistemas educativos de aquí a 2010. Los indicadores son: reducción del fracaso escolar, aumento de los jóvenes que cursan la enseñanza obligatoria, mejora de la comprensión lectora y aumento del número de diplomados en matemáticas, ciencia y tecnología. Sólo la formación permanente de adultos está por encima de la media comunitaria.

Tras el informe “Panorama de Educación 2007” referido al curso 2004-05 y difundido por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) el pasado 18 de Septiembre, ya ponía de manifiesto que España se mantenía en el furgón de cola de los países desarrollados, en cuanto al número de titulados en Bachillerato y Formación Profesional, con un 72% de los estudiantes. Por detrás, sólo quedan México y Turquía y en, los mismos niveles Nueva Zelanda. Esto significa que nuestro país está a diez puntos de la media de la OCDE (82%) y a catorce de los índices marcados por los países miembros de la U.E (86%). Además, los datos insisten en que el 29% de los alumnos que terminan la ESO no continúan estudiando, al menos de forma inmediata.

Con estos datos es para que nuestros responsables educativos se pongan nerviosos, y apliquen “lo que sea, como sea”, porque la nueva regulación no resolverá esta situación, ya que se tardará más tiempo en reflejarse en las cifras oficiales, porque ampliará el plazo del abandono escolar. Es decir, el problema no se soluciona, pero se maquilla.

Por otro lado conviene citar a Gregorio Salvador, de la RAE “Se ha pretendido ir más lejos, sin reparos ni miramientos, en determinada línea emprendida, en la recuperación de saberes y modales, de todo lo estúpidamente maltratado o destruido, con refrendo legal, en los últimos veinte años.

Porque se ha hablado de caos, yo mismo he escrito alguna vez acerca de la catástrofe en la enseñanza o del desastre educativo. Todos son sustantivos válidos para referirse a la situación creada; pero después de haber leído cuidadosamente el inquietante libro La secta pedagógica de Mercedes Ruiz Paz, licenciada en Pedagogía, maestra de primaria, pienso que la palabra más propia es destrozo. Un destrozo consciente y, por lo que se deduce, no enteramente gratuito. Un destrozo que requiere urgente reparación”.
 

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