Tarareo con fruición la pegadiza
canción de “Ella baila sola” porque yo bailo solo también
aunque, advierto al lector, no es mi intención con estas
líneas y por estricto respeto a los batracios anuros llamar
“sapo” a nuestro inefable ministro de Asuntos Exteriores,
Miguel Ángel Moratinos; para “sapo cancionero” el Chávez. Lo
cierto es que tal como advertía la responsable de la nueva
formación política UPyD (Unión, Progreso y Democracia), Rosa
Díez, mientras una tripulación española se encontraba presa
en Chad (vulnerándose la normativa de la OACI y la IATA) y
el vecino Reino de Marruecos desencadenaba una crisis
llamando a consultas a su embajador en Madrid, tras la
visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía a Ceuta y Melilla, el
máximo representante de la diplomacia española “seguía en
una fiesta flamenca, de vacaciones en Marruecos” lo que
evidenciaría, para la carismática y avispada política, “cómo
está la democracia en este país”. Por los suelos y con el
calzón quitado.
Pero es que como bien dice el refrán castellano “de estos
polvos vienen estos lodos”. No ha sido casual la provocación
directa del “golpista” y desvergonzado Presidente
venezolano, Hugo Chávez, al Rey de España y a los españoles,
tildando a nuestro país de todos los males… en base,
precisamente, a unas absurdas, imprudentes y lamentables
declaraciones del propio ministro Moratinos, responsable de
la cartera de Exteriores en el Gobierno de Rodríguez
Zapatero al programa “59 Segundos” de TVE en el año 2004,
que reproduzco por su interés y a fin de contextualizar las
agresiones verbales chavistas. Dijo el ministro de ZP: “En
el anterior Gobierno, cosa inédita en la diplomacia
española, el embajador recibió instrucciones de apoyar el
golpe, cosa que no se va a repetir en el futuro. Eso no se
va a reproducir, porque nosotros respetamos la voluntad
popular”. Sobran comentarios. Pese al reciente desencuentro
(yo entiendo que las aguas irán volviendo a su cauce),
incluso en la enérgica protesta marroquí por el viaje de Don
Juan Carlos a las dos pequeñas y entrañables ciudades
españolas del Norte de África, Ceuta y Melilla, el joven
soberano alauí, Mohamed VI, tendió a su manera la mano para
recomponer las relaciones diplomáticas cuidándose muy bien,
en su discurso leído con motivo del 32 aniversario de la
“Marcha Verde” de hacer la menor alusión crítica y personal
(detalle a tener en cuenta) a los Reyes de España, guardando
como oro en paño en un gesto que le ennoblece el principal
activo diplomático de ambos países vecinos (la “amistad” es
otra cosa): la Corona. Los presidentes pasan; los reyes
quedan. Y confiemos en que por muchos años.
El Presidente Zapatero debía de haber reaccionado ante el
desbocado “milico” Chávez 24 horas antes y no cuando lo
hizo, tibio y mansurrón y tomar más tarde las medidas
oportunas haciéndose respetar: porque España es actualmente
el hazmerreír del mundo, gracias a una política
internacional insolvente, descerebrada y peligrosa. ¡Se nos
enfrentan incluso los nuevos amigos de ZP!: desde Fidel
Castro “Tutankamón” (algo así como Sarita Montiel pero en
política), el “compa” nicaragüense Ortega, el “cantautor”
Chávez y, si me apuran, hasta los clérigos de la República
Islámica de Irán en cuanto Zerolín diga “culito que veo,
culito que quiero”. ¿No te parece, Moratinos?
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