Experta en el submundo de eta a la que sigue desde 1992;
especializada en información de interior, inmigración y
nacional tras su paso por antena 3 radio y cadena Ser, Pedro
J. Ramírez la rescata para El Mundo como redactora jefe. En
1998 publica su primer libro ‘El camino de vuelta’ sobre la
reinserción de etarras. Hace sólo quince días presentó su
segunda obra, ‘Luces y sombras de la disolución de ETA
Político Militar’ que ha compartido, en cuanto a la autoría,
con el ahora analista Kepa Aulestia [uno de los precursores
de ETA]. Angeles Escrivá cubrió la pasada semana la visita
oficial de los Reyes a Ceuta y Melilla; perfecta excusa para
que la destacada periodista dotara de propiedad analítica la
visita y el país.
Pregunta.-La visita de los Reyes, ahora hace una semana,
ha levantado mucha expectación, lo que provocó la llegada de
multitud de periodistas de distintos medios nacionales entre
los que tú te encontrabas. ¿Cuál es tu opinión en relación a
esta Real visita?
Respuesta: Efectivamente ha habido mucha expectación pero
esto tenía que haberse producido hace mucho tiempo. Primero
por una razón política. Tenía que haberse dado tono de
normalidad hace tiempo sin que ocurra nada y sin herir
susceptibilidades. Creo que España tenía que haber
convencido a Marruecos de que en territorio español, los
Reyes pueden moverse libremente. Y después, me parece que
Ceuta y Melilla no están siendo tratados como debieran por
el Estado.
P.- ¿Por qué cree tal cosa?
R.- Porque es una sociedad en la que conviven cuatro
culturas y se vive el día a día con cierta armonía. Debemos
pensar que cuando en el mundo estamos intentando buscar la
piedra filosofal de cómo se hace eso, en Ceuta tenemos la
‘avanzadilla’ sociológica de lo que nos espera en el resto
de la península en los próximos años; ya estáis haciendo ese
desgaste de consumo social y esa demostración; deberíamos
respaldarlo porque lo que se vive en Ceuta con esa mezcla
cultural es, realmente, lo que nos espera en los próximos
años.
P.- Es claro que en Ceuta conviven cuatro culturas,
cuatro confesiones religiosas en sólo 19 kilómetros
cuadrados. Por tanto, ya se ha encontrado la famosa ‘piedra
filosofal’. Ya hay ejemplo de cómo hacer las cosas
R.- Claro, por lo menos, deberíamos analizar lo que en Ceuta
se hace. Sabemos que también hay conflictos internos -no nos
vamos a hacer los tontos-, pero se está intentando llevar
con soltura esta situación, y es ahí donde se debe incidir
en la ayuda que tendría que recibir la ciudad.
P.- La visita de los Reyes a Ceuta ha dado titulares en
prensa nacional para todos los gustos.
R.- Yo no soy una persona de exaltación patriótica. Me puedo
permitir el lujo de no hacerlo porque en realidad vivo en
una zona del país que es muy tranquila en este sentido. ¿Qué
es lo que ocurre?, pues que Ceuta tiene que remarcar su
españolidad, precisamente porque está en la frontera, porque
lo que tiene detrás es un régimen autoritario. Marruecos,
social y económicamente, está más retrasado que nosotros y
Ceuta tiene muchas razones para confirmar su españolidad. Su
punto de vista es distinto y es una cuestión de
supervivencia, por lo que debe ser respetado.
Particularmente la sociedad ceutí me parece muy interesante
y debe contar con un respaldo mayor del Estado.
P.- Hay varias teorías que explicarían la visita ahora de
los Reyes a Ceuta: la primera porque las relaciones
hispano-marroquíes son excelentes y minimizarían la
respuesta marroquí; la segunda que se trataba de aupar a la
Corona con un esperado baño de multitudes, como así sucedió;
y tres porque se tendría previsto un cambio generacional y
los Reyes tenían que culminar sus visitas por todo el
territorio nacional. ¿Cual tu opinión?
R.- Yo no pienso que este cambio generacional sea la causa.
En unos momentos en que en ciertos sectores se ha
cuestionado a la monarquía, no creo que sea el momento de
hacer mudanza; creo que no es aún inminente. A mí me parece
que los Reyes hacían mucho tiempo que tenían ganas de ir. El
Rey ha tenido que salir a reivindicar su labor y no hace
falta irse a Ceuta para que el Rey se sienta querido porque
es un sentimiento mayoritario en España. Realmente creo que
ir a Ceuta y Melilla iba a reforzar su imagen. Ha ido porque
se le ha estado cuestionando en algunos lugares. Sus
Majestades, probablemente, hayan insistido muchísimo en ir a
las dos ciudades y no quiero ser injusta, pero la coyuntura
pre-electoral tampoco es ajena. La marca de España
reivindicada ultimamente por los socialistas y el intento de
demostrar una fortaleza diplomática, no es ajena a la visita
del Rey, preparada por el Gobierno.
España y ETA
P.- Sería pecado tener a una de las periodistas que más
se han jugado el ‘bigote’ en el entorno de ETA y de las que
más sabe de la banda terrorista, sin que pregunte por esta
rabiosa actualidad nacional. Llevas 17 años investigando en
el interior del ‘nido de la serpiente’ y has escrito dos
libros: ‘Camino de vuelta’ y el último salió publicado hace
sólo quince días ‘Luces y Sombras de la disolución de los
PM’ en el que comparas la negociación de paz de los 80 con
el último intento del Gobierno Zapatero. Después de tantos
años conociendo a ETA, ¿has llegado a comprender los métodos
que utilizan para el fin que buscan?
R.- En primer lugar, ellos [ETA] se inician en un periodo de
dictadura [nadie debe justificar la violencia], pero vamos a
ser sinceros, esa historia igual es más justificable en ese
entorno que en cualquier sistema democrático; después tienen
una evolución difícil porque mantienen sus discusiones
internas; porque consideraron que la llegada de la
Democracia era hereditaria de aquel otro régimen; porque
para ellos -en su mentalidad- no hubo una ruptura, sino una
reforma, por lo que siguieron justificándose y
retro-alimentándose. Ellos justifican sus métodos porque no
legitiman el sistema democrático español. Es cierto que
muchos abandonaron las armas, pero si desde un primer
momento se le hubiera puesto muy claro que su actitud era
inaceptable desde todos los puntos sociales, tanto la base
social abertzale como ellos mismos mismos, se hubieran dado
cuenta de que estaban aislados.
P.- ¿Entonces, qué ocurrió?
R.- Con la Transición arrastramos determinados complejos de
inferioridad respecto a otras democracias porque veníamos de
una dictadura; porque parecía que no éramos aún bastantes
progresistas, y se entendía que el Estado no les había dado
todo lo que solicitaban; y ese ‘conchaveo’, o esa
comprensión implícita, se extendió a muchos niveles sociales
y políticos. No es hasta hace relativamente poco que hay un
rechazo total hacia esas posturas. Pero fíjate que aún hay
gente que, no entendiendo sus métodos, todavía tiene el
concepto de que estos continúan realizando reivindicaciones
políticas que hay que resolver.
P.- Y ¿cómo se acabaría con ETA?
R.- Hasta que no aislemos a la izquierda abertzale,
haciéndole la vida insoportable por parte del PNV, Eusko
Alkartasuna... no se podrá conseguir. Si se hiciera
probablemente lleguemos a acabar con ellos mucho antes. Hay
dos tesis que se manejan para intentar acabar con ETA: la
primera es la de la negociación para resolver determinados
conflictos políticos, y la otra es la policial. Cuando la
presión sea efectiva y ellos asuman que no hay otra salida,
dejarán las armas. En estos momentos, yo soy partidaria de
la persecución policial [el gobierno ya ha intentado la
negociación]. No sé en qué momento están, pero a todos nos
sorprende su debilidad después de haber tenido tres años,
con la oportunidad de rearmarse, y no hayan cogido aún una
pistola para matar a alguien al acabar la tregua. Creo que
ni el Estado sabe si se están replegando para volver [porque
todo lo que están haciendo hasta ahora es una chapuza y les
está saliendo mal] o si han llegado al agotamiento... En
todo este mundo de ETA se debe conocer mucho de ella y
aplicar todas las variables coyunturales.
P.- Pero si es verdad que en el anterior gobierno Aznar
ETA estuvo casi derrotada.
R. La política antiterrorista aplicada por el gobierno del
Partido Popular de José María Aznar fue demoledora para ETA.
Pero no solamente la parte policial; no sólo porque hubieran
detenciones permanentes, sino por romper tabúes que antes no
nos atrevíamos por ser una democracia demasiado joven, como
por ejemplo ilegalizar Batasuna y llevarlo al Tribunal
Supremo, o romper con las diferentes vías de contactos que
existían, como por ejemplo Santo Domingo [allí habían 7 u 8
etarras] que pagábamos todos los españoles para tener,
entonces, una ventanilla abierta por si acaso querían
dialogar... es decir se cerraron todas aquellas cosas que
parecían que les daban aire. Y en ese sentido, se
resintieron. Con la Ley de partidos, llegó un momento en que
las bases de la izquierda abertzale, las bases de Batasuna
lo notaron. A pesar de que Otegui iba sacando pecho, los
propios barones le reclamaban que no tenían un lugar donde
reunirse, no tenían representación en los municipios y
tampoco parlamentaria, no tenían dinero y las bases se les
descohesionaban. Es decir, la política global antiterrorista
concebida por el PP fue muy perjudicial para ellos tanto
socialmente, como operativamente. Estaban realmente
apurados. Los expertos apuntaban a que probablemente si se
hubiese continuado en esa línea, hubieran estado tan
ahogados y agobiados que hubieran tenido menos margen de
maniobra que la que tienen ahora.
Libertad
P.- Angeles Escrivá llega al diario El Mundo después de
una larga etapa en emisoras nacionales como Antena 3 [El
primero de la Mañana] o la Cadena Ser. Eres una periodista
de alma libre que ha llegado a sentir, por imperativos de la
profesión, el aliento de la ‘serpiente’.
R.- Intento ganarme el respeto que merece esta profesión
todos los días. Por esta profesión hay mucha gente que ha
dado la vida y que ha defendido valores realmente
fundamentales y además son valores necesarios para cualquier
sociedad democrática, entonces, intento simplemente hacerme
digna de esta profesión todos los días. Y si eso implica que
si la labor entraña algún riesgo, no le doy la mayor
importancia porque hay cosas que no se pueden hacer de otra
forma. Al menos yo no lo sé hacer de otra manera.
P.- Hay jóvenes periodistas que plagan las distintas
redacciones de los diferentes y múltiples medios de
comunicación existentes en nuestro país. Con todo lo que tú
has hecho, has vivido y has trabajado, ¿qué consejo puedes
dar a toda esa nueva generación que se multiplica
exponencialmente cada año, por cierto?
R.- Según lo que quieran hacer. Si quieren trepar
rápidamente, tener un estatus... Ahora mismo tal y como
está, en general, la profesión simplemente deben dejarse
llevar por las cosas que se les ordena o lo que se les dice
desde todo tipo de ámbitos [desde los intereses
empresariales, políticos...]. Sin embargo, yo pienso que la
profesión periodística necesita hacer todavía su propia
transición y encontrar su propia independencia. Esta
profesión se puede ejercer como funcionariado o como
vocación. Pienso que hay que formarse cuanto más mejor, hay
que tener mucho espíritu crítico; no creerse nada de nadie,
intentar ser muy independiente no necesitar ser reconocido,
ni cogerse demasiadas trabas materiales para poder abandonar
cuando crea que deba hacerlo. No sé, yo les aconsejaría que
si de verdad sienten esta profesión, que la ejerciten con
inteligencia trabajando mucho, estudiando mucho, con mucha
dedicación y con la mayor independencia y espíritu crítico
con la que sean capaces.
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