Rotundo y contundente fue el gesto
de SM el Rey de España, cuando el “pandillero” Chávez
interrumpía al presidente del Gobierno Español, que salió,
no podía ser menos, en defensa de José María Aznar, ex
presidente de España.
El Rey que, a lo largo de su reinado, siempre se ha mostrado
cordial y cortés, incluso con ese grupo de “pandilleros” que
pretenden hacer del territorio sudamericano un sucedáneo del
telón de acero, en esta ocasión no pudo aguantar más, al
estar insultando, el “caudillo” Chávez a Aznar.
Uno empieza a darse cuenta y a comprender, demasiado bien,
lo que esta serie de “satélites” pueden representar, si se
les deja, en pocos años, para el mundo de occidente.
Estos, me refiero a Chávez, Ortega, Evo Morales, y el que ya
está a las puertas de la tumba, Fidel Castro, representan el
vagón de cola de la década de los 50, del siglo pasado, en
la Europa del Este.
Esto, al igual que ocurrió en esa parte de Europa, dominan
unos territorios en los que la incultura y el hambre
perviven, en tanto que tales dirigentes se pasan los meses
hablando de justicia social. ¿Serán los nuevos progres?. El
gesto del Rey de España, en la clausura de la Cumbre
Iberoamericana, ni va a acabar en eso, ni tiene que quedar
silenciado, a partir de ahora, por parte del Gobierno de
España.
Es cierto que Rodríguez Zapatero estuvo en su papel,
defendiendo, porque Aznar no estaba allí para haberse
defendido, por sí solo, pero no menos cierto es que este
Gobierno ha tenido muchos “mimos” con todos esos
“pandilleros”, a los que se ha tratado desde España con más
honores que se merecen. Y a partir de ahora, si es que no
vamos dando bandazos, deben haber encontrado la horma de su
zapato en la respuesta del Rey.
El Rey, seamos monárquicos o no, demostró que es el Jefe del
Estado y que es el principal garante de los intereses de
España, allí donde esté. Demostró que cuando hay que hacer
valer el prestigio internacional de nuestro país ahí está,
como primero de los españoles, y demostró al “bocazas” de
Hugo Chávez que no se arruga, ni siquiera ante un
“demócrata” como el venezolano, que ahora pretende,
reformando a su capricho la constitución, convertirse en
caudillo vitalicio.
Y por eso, más arriba, yo hablaba del vagón de cola de la
Europa del Este, porque aquellos, aunque con normas lejanas
a lo que es la auténtica democracia, pasados sus años en el
cargo daban paso a otros, mientras que Castro en su día,
ahora Chávez y luego los que les sigan, van a hacer del
territorio el huerto para sembrar zanahorias, del dictador
que esté. Y he dicho dictador porque Chávez, que parece un
demócrata de toda la vida llegó al poder de una manera muy
poco ortodoxa, y de ahí no hay quien le eche. El final de la
Cumbre Iberoamericana, por otra parte, viene a dejar sentado
que estas reuniones, que en otros momentos tenían un
significado histórico, hoy ya están pasadas de moda.
Y es que el hecho histórico está ahí, pero también, y esto
es lo más peligroso, está el que a esas Cumbres concurren
países con sistemas democráticos y países con dictaduras, me
da igual de izquierdas que de derechas, pero dictaduras
intolerables en el momento que estamos viviendo. De poco nos
sirve que España haya defendido aquí unas ideas de respeto,
libertad y seguridad jurídica, como base del progreso.
Chávez no entiende de eso.
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