Hace un par de semanas
valorábamos, desde nuestro punto de vista, el trabajo que
estaba haciendo Salvador de la Encina para que el PSOE de
Ceuta salvara los problemas que le venían atacando.
El tiempo ha pasado, aunque no sea mucho, y tenemos que
volver a decir que de la Encina sabe donde está y no quiere
perder el tiempo en juegos de malabaristas que a ninguna
parte pueden llegar.
Con cordialidad, con corrección pero, también, con
rotundidad ha dicho a los Aróstegui y compañía que ese
pretendido “foro de la izquierda” está muy bien para los
desocupados, para los que se tienen que entretener con algo,
pero que el PSOE, y más ahora, tiene que resolver una serie
de problemas y a eso es a lo que él se va a dedicar hasta
marzo.
Todo un éxito en el planteamiento y, como a partir de dicho
planteamiento vendrán las acciones, éxito rotundo, con lo
que “ha dado con la puerta en las narices” a aquellos que
pretendían dejarse ver, salir en “los papeles” en plan
triunfalista y luego, si un día se presentan a las
elecciones, al menos durante la campaña, actuarían como
mosca cojonera, daba igual frente a quien.
La jugada, para mí, ha ido a tono con lo que hacen los
partidos grandes, serios y solventes, no pararse a contar
los árboles, para luego perderse en el bosque.
La prioridad para el diputado gaditano está en dedicar su
tiempo, todo ello, a buscar soluciones que resuelvan los
problemas de Ceuta y de todos los ceutíes.
En el “foro de la izquierda” ya se preveía que algo así
podría suceder y sin dejar el buen talante y la cordialidad,
con los secretarios de UGT y de CCOO, aclaró que no tiene
tiempo que perder y que no tiene la menor intención de
ponerse a elucubrar en cualquier tipo de asunto que vaya más
allá de la elaboración de un programa participativo para las
elecciones generales del mes de marzo.
Era lo que se esperaba y es lo que da la razón a quienes
tienen problemas de verdadera responsabilidad y no pueden
solucionarlos deshojando la margarita con un SI, NO, y así
semana tras semana.
En el PSOE no hay, dijo, ni habrá compromisos previos sobre
lo que va a ocurrir más tarde con este partido. Precisamente
eso lo tendrán que decidir quienes formen la nueva
ejecutiva, una vez que se haya dado el Congreso Ordinario,
que no se va a celebrar mañana, sino tras las elecciones
generales.
Estaba claro que Salvador de la Encina no quería poner un
parche, para que cualquier día hubiera “un nuevo pinchazo”.
El está tratando de sentar unas bases sólidas, sin
compromisos ni ataduras, dentro o fuera.
De esta manera, y que nadie lo interprete mal, él no está
cerrando el paso a la unidad de la izquierda ceutí, pero ese
es un largo camino que hay que abordar y estudiar con
seriedad, no abordarlo en la barra o en la terraza de una
cafetería.
Tras esta situación, se va aclarando más de lo que
esperábamos esa “pretendida unión de la izquierda ceutí”.
Con esto, vemos otro de los proyectos, o de las iniciativas
en los que interviene Aróstegui, convertidos en “agua de
borrajas”, y es que si, de verdad, tuviera sentido de la
responsabilidad política, Aróstegui tendría que retirarse a
meditar para darse cuenta que él es un fracasado en este
terreno, desde hace mucho tiempo.
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