Marruecos sigue moviendo fichas:
por un lado la prensa más seria que, hasta el momento y aun
sumándose a la política oficial no había entrado a fondo en
el contencioso bilateral, se está dejando arrastrar hacia
posicionamientos de cierta dureza. Sin ir más lejos, la
edición del semanario “Maroc Hebdo International” de ayer
viernes dedica su portada en color, con un acre comentario,
a lo que llama “La Ruptura”, reproduciendo la foto de los
Reyes Mohamed VI y Don Juan Carlos saludándose
afectuosamente.
Junto a varios reportajes, la revista reproduce una
intoxicadora entrevista al senador Yahya Yahya en el que
este personaje, miembro de la Cámara de Consejeros en el
Parlamento de Rabat, aprovecha para denunciar los excesos de
las autoridades y la policía española… obviando el hecho de
estar encausado por la Justicia acusado de maltrato; la
periodista, Aissa Amourag, no parece haber contrastado otras
fuentes.
En su página 10 y destacado en recuadro “Maroc Hebdo”
comenta como, según sus apreciaciones, “Sebta y Melilla
inflaman a los racistas españoles” para, a continuación,
reproducir el resultado de una encuesta sobre la emigración
marroquí a España de la publicación electrónica “Minuto
Digital”, a la que intenta torpemente denigrar calificándola
de “fascista tanto por su nombre como por su línea
editorial”, apelativo en el que también coincidirían
(advierte el semanario) “numerosos españoles”. Sin
comentarios.
Pero donde el Reino de Marruecos está cosechando, como
siempre, los frutos más granados es en los foros panárabes,
supongo que por aquello de la “umma” y la fraternidad
islámica: tres organizaciones no caracterizadas,
precisamente, ni por su democracia interna o su sentido de
la tolerancia (al menos como es entendible con parámetros
occidentales), el Congreso Panárabe, el Congreso de los
Partidos Árabes y el Congreso Panislamista, denunciaban el
miércoles la reciente visita de los Reyes de España “a las
ciudades marroquíes ocupadas de Sebta y Melilia” como una
“ofensa y provocación para Marruecos, los árabes y los
musulmanes”, condena a la que se irían sumando la Secretaría
General de la Unión de los Abogados Árabes, el Parlamento
árabe Transitorio y, particularmente, la Liga Árabe: esta
última, institución de gran peso e influencia en su campo,
daba el jueves un “apoyo total a Marruecos en sus exigencias
de que se respeten sus derechos legítimos” sobre Ceuta y
Melilla, aun sin citar expresamente el viaje de Don Juan
Carlos y Doña Sofía y advirtiendo, con prudencia todo hay
que decirlo, que tanto España como Marruecos deberían
resolver el contencioso “mediante el diálogo diplomático y
los medios pacíficos”, apelando al marco de relaciones entre
ambos países establecidas por el “Acuerdo de Amistad, Buena
Vecindad y Cooperación”. La Liga Árabe ya expresó su apoyo
sobre la “marroquinización” en 1.975
En España no es el momento de los reproches
(Gobierno-Oposición) sino el de cerrar filas. Marruecos es
-y será- el más serio escollo de nuestras relaciones
exteriores. La crisis está servida.
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