Adelantarse a los acontecimientos
y predecir lo que puede ocurrir en un tiempo no muy lejano
es, sin duda alguna, producto de la intuición de todos los
que nos dedicamos a escribir en los papeles. Naturalmente
que no todos nosotros tenemos ese don de la intuición, para
tenerlo es condición “sine quo” haber aprendido en la mejor
universidad del mundo, la calle. En esa universidad, entre
otras cosas, se aprende a ver venir a los que se declaran
tus enemigos, a los cuentistas que se quieren quedar contigo
y, sobre todo, a aquellos analfabetos que se quieren pasar
de listos, cuando no saben hacer la o con un canuto de caña.
Me he tenido que buscar las habichuelas a edad tan temprana
que, eso, me dio la oportunidad de adquirir todos los
conocimientos de esa bendita universidad, permitiéndome el
lujo de contar con el donde la intuición y poder, de esa
forma, adelantarme a ciertos acontecimientos.
Hace meses escribimos en esta misma página, de las
decisiones que terminarían por adoptar los países para
quitarse de encima toda la escoria que les ha llegado.
Italia ha sido el primero país que ha puesto en marcha eso
de las expulsiones de su territorio de todo el clan familiar
en cuanto algunos de sus miembros cometiesen un delito. No
es racismo, como puedan pensar e incluso decir algunos de
esos que se las dan de “buenos” es, sencilla y llanamente
supervivencia.
Sarkozy, que será sin discusión alguna el líder de Europa,
está estudiando cambiar la legislación vigente por otra que,
a igual que Italia, le permita expulsar de suelo francés a
toda esa escoria que tanto daño hace a un país.
Venir a trabajar a un país extranjero, tal y como millones
de españoles hicimos hace tiempo, es saber acatar sus leyes
y sus costumbres y no hacer todo lo contrario, donde una
minoría quiere implantar sus leyes y su forma de vivir.
El que viene a trabajar, a un país extranjero, buscando un
mejor nivel de vida para él y para los suyos es digno de
admiración y hay que prestarle toda la ayuda posible porque,
ese, jamás creara problema alguno y acatará las leyes y las
costumbres del país al que ha venido.
Los que nunca acatarán las leyes y las costumbres del país
al que han llegado, son toda esa escoria de maleantes que
vienen con el sólo fin de robar, llegando incluso a matar si
es necesario. A toda esa escoria, hay que expulsarla de
forma rápida. Y haciéndolo con todo el clan familiar, en
cuanto uno sólo de ellos cometa un delito, es obligar a los
padres a estar más atentos de sus hijos. En cuanto sean
expulsadas cuatro o cinco familiar, verán como los padres se
implican más en el hacer de sus hijos y desaparecen las
bandas juveniles.
Lo que habrá que evitar, por todos los medios a nuestro
alcance, es que todas esa escoria expulsada de algunos
países de Europa, en vez de largarse a sus respectivos
países se vengan a España. El problema que nos crearían,
sólo serviría para aumentar el que ya tenemos establecido en
suelo español con todas esas bandas juveniles que tanto daño
están haciendo a nuestra juventud.
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