Hay ingredientes de sobra para justificar la expectación que
ha levantado la nueva puesta en escena de ‘¡ay, carmela!’,
que llega hoy a Ceuta. No sólo porque el libreto teatral de
José Sanchís Sinisterra sea uno de los mejores que se ha
escrito en la segunda mitad del siglo XX o porque el gusto
en la puesta en escena esté asegurado de la mano del
director Miguel Narros o porque sobre las tablas esté
Santiago Ramos en el papel de Paulino, uno de los actores
dramatúrgicos más experimentados; sino, sobre todo, porque
Carmela recupera a la actriz que la interpretó por primera
vez en su estreno en 1987: Verónica Forqué, quien actuó en
aquella gira en el Cuartel del Revellín. “Me acuerdo
perfectamente”, comenta la actriz.
Pregunta.- ¿Cómo es el nuevo montaje de ‘¡Ay, Carmela!’?
Respuesta.- La obra es tal cual la que escribió José Sanchís
en 1987 y que estrenamos ese mismo año. La versión
cinematográfica que se hizo sí fue diferente, fue una
adaptación. Ojalá los actores españoles tuviéramos muchas
obras como esta para estrenar todos los años, porque es
excepcional la mezcla de comedia y tragedia. Es maravillosa.
P.- ¿Cómo fue trabajar con Miguel Narros, dos veces
Premio Nacional de Teatro?
R.- Todos los buenos directores no buscan que se vea el
talento que tienen o lo listos que son, sino contar la obra
muy bien, que sea emocionante, cómica cuando tenga que
serlo; es decir, lo que el autor realmente quería contar,
poniendo su fantasía e intuición, eso sí. Es un montaje muy
transparente, que llega muy bien al público.
P.- Fuiste la primera actriz en interpretar a Carmela en
1987, ¿cómo te planteas el personaje veinte años después?
R.- Me gusta el personaje y me dejo llevar por él. Sé más
cosas que entonces como mujer y como actriz y supongo que
eso aparece de alguna forma en el escenario. Me siento más
libre, tengo menos complejos, temo menos la opinión de los
demás. Cuando eres joven siempre estás muy preocupado por lo
que puedan decir.
P.- ¿Se representó por entonces la obra en Ceuta?
R.- Sí, fuimos a Ceuta y recuerdo que lo hicimos en un
cuartel de la Guardia Civil al aire libre, con micrófonos.
Me acuerdo perfectamente. Era un cuartel muy grande.
P.- Ahora será bajo techo y le adelanto que el aforo se
ha quedado pequeño, está todo vendido.
R.- Me das una alegría, pero la verdad es que estamos muy
mal acostumbrados con esta obra, porque es una experiencia
maravillosa que el público nos espere con ilusión. Suele
pasarnos que la gente se conmueve mucho con ‘¡Ay, Carmela!’.
Es una obra que llega al corazón de la gente, que a lo mejor
nunca ha venido al teatro. Es lo bueno de este texto, que
llega a todos.
P.- El tema de la obra, ambientada en la Guerra Civil,
coincide con una vuelta a la actualidad informativa de ese
periodo debido a la Ley de Memoria Histórica.
R.- El autor lo escribió hace veinte años y no sabía nada de
la Ley de Memoria Histórica, pero Sanchís Sinisterra siempre
nos decía a Santiago y a mí que era muy importante que
recordáramos que la obra estaba escrita sobre todo para
destacar lo importante que es la memoria, no olvidar a los
muertos ni tanto dolor, porque hay que saber lo que sucedió
para que no vuelva a repetirse y cometer una y otra vez los
mismos errores.
P.- Creo que tienes un método bastante curioso en las
horas previas a salir al escenario. Me han comentado que
haces yoga y meditación.
R.- Cada uno tiene sus formas de relajarse y concentrarse.
Yo práctico la meditación desde hace muchos años, aunque
ahora lo tengo un poco abandonado porque no he tenido mucho
tiempo, pero me gustaría volver a recobrarla. Relaja mucho
la mente.
P.- ¿Qué opina Verónica Forqué de la técnica del Actor’s
Studio que obliga al intérprete a meterse en la piel de su
personaje hasta prácticamente convertirse en él?
R.- Es lo interesante de este Método. El Actor’s Studio
enseña las técnicas que venían de Rusia, del director
Stanislavski, que dejó escrito cómo se conseguía llegar a
ser un buen actor. Sin embargo, desgraciadamente, por mucho
que lo escribas o que trates de comunicárselo a los demás es
muy difícil que imagines una situación ficticia como si
fuera real. Yo he ido a muchas escuelas y muchos cursos y,
desde luego, siempre es bueno para que un actor sea mejor;
pero a ser buen actor nadie te puede enseñar.
P.- ¿Qué proyectos hay en la agenda de Verónica Forqué?
R.- Todavía nos queda hasta el mes de marzo con ‘¡Ay,
Carmela!’. Luego tengo pendiente de estrenar una película
que rodamos en junio en Madrid, con Concha Velasco y Silvia
Abascal, que se llama ‘Enloquecidas’, una comedia. Luego ya
veremos.
P.- ¿Con qué se queda, con el cine, el teatro o la
televisión?
R.- La experiencia más plena y más emocionante es la del
escenario, pero el cine también te da alegrías: es
divertido, se hace en menos tiempo aunque es duro porque se
ruedan muchas horas. La televisión también me encanta, te da
mucha popularidad y te ayuda a ahorrar para la vejez. Vamos
haciendo lo que nos van ofreciendo, aunque he tenido la
suerte de escoger cosas que me gustan mucho, pero me gusta
hacer de todo. No querría hacer teatro y nada más.
P.- En televisión hace unos años triunfaste con ‘Pepa y
Pepe’, ¿qué recuerdos te quedan de aquella serie?
R.- Fue una experiencia preciosa. El director era además mi
compañero y padre de mi hija, Manuel Iborra. Lo único triste
es que mi padre murió. En la vida parece que nunca hay un
momento que sea bueno al cien por cien. Si te va bien
profesionalmente puedes perder a tu padre o a lo mejor en un
momento de mucho dolor aparece un proyecto muy bueno.
P.- ¿Era ‘Pepa y Pepe’ una serie adelantada a su tiempo
en cuanto a que ahora hay muchas sobre familias más o menos
desestructuradas?
R.- Unos van inspirándose en modelos anteriores, ocurre en
todas las facetas del arte: en la pintura, en la música y en
todo. Podíamos haber estado con la serie muchos años, pero
mi hija era muy pequeñita y no podía ser. Hicimos 34
capítulos y nos propusieron luego seguir con otro equipo de
guionistas, porque Manolo no quería continuar y creo que él
era un poco el alma de la serie.
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