Siete soldados recibieron ayer en el acuartelamiento de
Otero, en la ULOG-23, los diplomas que acreditan la
formación recibida durante ocho meses en la modalidad de
Tornero-Fresador. Carlos Torrero, director de la INEM,
entidad que financia los cursos; y Jenaro García-Arreciado,
delegado del Gobierno, fueron las autoridades encargadas de
asistir al acto, en compañía del teniente-coronel, Jesús
Ontoria.
Jesús Ontoria, teniente coronel de la ULOG 23: “Es un honor
y una satisfacción para la Unidad Logística número 23 (ULOG
23) que la entrega de diplomas de este curso esté presidida
por estas autoridades”, dijo al comenzar el acto. en efecto,
tanto Jenaro García-Arreciado, delegado del Gobierno, como
Carlos Torrado, director del INEM, institución que ha
subvencionado el curso de ocupación Tornero-Fresador que
ayer se premió en el acuartelamiento de Otero, fueron los
representantes presentes. Siete fueron los soldados
protagonistas, en una entrega de diplomas -realizada en el
salón moruno- que acredita la formación de los seis hombres
y una mujer que han recibido estos conocimientos. Los
nombres de los protagonistas son: Jorge Cordero, Isabel
Anelo, Mohad Mohamed, José Román, Sergio Braulio González,
Bilal Mohamed y Rafael Izquierdo. De los diez alumnos que
comenzaron el curso el 1 de abril, sólo siete de ellos han
conseguido resistir el esfuerzo de tiempo y dedicación que
requiere el trabajo de tornador-fresador, sobre todo, porque
han tenido que invertir el tiempo libre de sus tardes en el
curso. “Estos trabajos se han llevado a cabo de cuatro a
ocho de la tarde, lo que denota un esfuerzo para un
soldado”, afirmó Ontoria. “Muchos de los trabajos que salen
adelante en la Unidad, se deben al empeño de estos
especialistas, que van quedando al margen en la actualidad
debido al avance tecnológico”.
Por su parte Jenaro García-Arreciado indicó: “Puede que ni
ellos mismos tengan conciencia de la opción tan acertada que
han tomado sacrifiando las horas de asueto y de descanso”.
Luegó, agregó, “en una profesión expléndida. El manejo del
torno y la fresa siguen siendo el corazón de cualquier
taller mecánico”. Seguidamente, García-Arreciado lamentó la
falta de formación profesional que hay en la ciudad e hizo
una comparativa con estos soldados. “En vez de tomar la
opción inteligente, como estos chicos, otros arrastran los
pies por la tarde, o se dedican al botellón perdiendo el
tiempo”.
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