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OPINIÓN - JUEVES, 8 DE NOVIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

Mejor tarde que nunca
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Creo sinceramente que, si de alguna cosa tenemos que arrepentirnos los españoles, fue de ceder ante Marruecos y permitirles que se quedaran con Tarfaya y Sidi Ifni y, si de algo nos tenemos que avergonzar, es de haber permitido que los del Frente Polisario se quedaran desprotegidos y abandonados por España, que los dejó a merced del anexionismo incontrolado del reino de Marruecos. Pero de lo que no hay ninguna duda que se deben de arrepentir los reyes de España es que, a causa de las presiones del Ejecutivo o por temor a la reacción del monarca alauita o por no incomodar a Francia, la gran valedora del actual Mohamed VI, (que siempre ha procurado mantener su anterior hegemonía en aquel territorio), se haya pospuesto su visita, durante 32 años, a estas plazas del norte de África, tan españolas como lo puedan ser Madrid y Valencia y, por supuesto, más adictas y fieles a España de lo que la ha venido siendo Catalunya, especialmente desde que ha caído en manos del Tripartit y bajo la égida del famoso Estatut (actualmente congelado en el TC).

No hay duda de que la diplomacia, encabezada actualmente por el señor Moratinos, se ha esmerado en mostrarse débil ante las amenazas, a veces solapadas y en muchas ocasiones con bombo y platillos que, desde hace unos años, nos llegan de nuestro vecino del sur. Si el ridículo de la famosa invasión de la isla Perejil se saldó con una humillante retirada de los efectivos marroquíes y fue una advertencia para que se dejaran de meternos el dedo en el ojo; lo que está sucediendo en la actualidad está colmando el vaso de la paciencia de los españoles. No contentos con enviarle a Moratinos para que le bailara el agua a Mohamed VI en el tema de la apropiación unilateral de Marruecos del antiguo Sahara español, queriendo convertirlo en una autonomía integrada en el reino alauita; dándole su conformidad y arrastrándose a sus pies como una repugnante babosa; se accede, por bajo mano, a que los cayucos continúen saliendo de Marruecos y crucen el coladero de la frontera de Ceuta y, todo ello, sabiendo los problemas que nos puede causar esta inmigración musulmana que, si se caracteriza por algo, es por su fanatismo religioso, por la dificultad de hacerse entender en castellano ypor su convencimiento de que España no es más que una pertenencia árabe que les fue arrebatada por los Reyes Católicos.

Creo que ha llegado el momento en que, desde España, se les dé en las narices a estos deslenguados ministros marroquíes y se les paren los pie, recordándoles que cuando ellos no eran más que un protectorado francés( Tratado de Fez de 1912) y no soñaban con alcanzar la independencia, ya las ciudades del norte de África, juntamente con una zona bastante más amplia que comprendía Tetuán y otras ciudades, ya estaban mayoritariamente ocupadas por ciudadanos españoles. A pesar de sus esfuerzos por recuperar su independencia no la lograron hasta el 2 de Marzo de 1956. Personalmente, que tuve el privilegio de hacer mi servicio militar en Ceuta, pude comprobar como la población española que habita en dicha ciudad no se diferencia en nada de los andaluces del sur de la península y mantiene intactas las costumbres que les acreditan como miembros de esta gran familia que es España. Bueno, quizá me he precipitado porque, así como están las cosas, no es seguro que sigamos así por mucho tiempo, sobre todo si nos atenemos a las pretensiones que ha dejado translucir el señor ZP en sus actuaciones con los separatistas, tanto vascos como catalanes, a los que les da un trato de privilegio respecto al resto de autonomías.

Se perdieron muchas vidas de españoles en las guerras para conservar aquellos territorios y fueron muchos los altercados que se produjeron en España, algunos de ellos sangrientos ( la Semana Trágica de Barcelona, antecedente de lo que, más tarde, fue la Guerra Civil)), con motivo de las mismas, para que toda aquella sangre se quede en agua de borrajas, sólo por el hecho de que, unos gobernantes melifluos y cobardes, no quieran poner en entredicho sus perspectivas electorales por enfrentarse a las amenazas procedentes de Marruecos con un mínimo de dignidad y patriotismo. Pero ¡como le vamos a pedir peras al olmo!, si no han sido capaces de enfrentarse a la banda ETA y se han arrastrado ante ella para pedirles árnica e intentar conseguir, fuera como fuera, que aceptase el ramo de olivo que se les ofrecía. Así pues, aunque tardía y en un contexto de crispación política, debido al provecho que los seguidores de Zapatero quieren sacar de la sentencia del 11-M, bien está que los Reyes de España acudan a Ceuta y Melilla para darles el espaldarazo de españolidad que sus habitantes vienen demandando desde hace años. ¡Ojalá!, que el gesto de don Juan Carlos vaya seguido por una rectificación del Gobierno en todo lo que se refiere a preocuparse de las necesidades de las dos ciudades que, precisamente por el lugar estratégico que tienen, merecen que el resto de los españoles les estemos agradecidos y contribuyamos a su seguridad y a sus necesidades.
 

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