Teníamos un poco dejado el mundo
del deporte. Habíamos estado con otros asuntos de más
alcance los últimos días y ya en la noche del martes
volvimos a los partidos de Europa.
En teoría, en la noche del martes 6, no había adversarios
complicados, ni para el Valencia, ni para el Madrid, y este
lo saldó bastante bien, ante el Olimpiakós, pero los
valencianos frente al Rosemborg lo pasaron muy mal.
Uno y otro eran accesibles, creo que más los suecos que
jugaban, además, en Mestalla. Sin embargo las cosas no le
fueron bien al Valencia y los “ches” se dejaron marcar dos
tantos, ellos no marcaron ninguno y a estas alturas la
continuidad en la Champions pende de un hilo. Lo tienen muy
complicado.
Aquí nos encontramos con otro más de los “nuevos grandes”
que pierde terreno, con lo que este Valencia pasa a su
verdadero sitio, entre los de arriba pero ... .
No se puede interpretar de otra manera y mucho menos cuando
en las últimas dos semanas ha tenido unos resultados que
“echan para atrás”: fueron goleados en Sevilla, y se
cargaron a Kike Flores, el Madrid les goleó escandalosamente
en casa y, por si fuera poco, ahora casi les apea de la
Champions un equipo que jamás había ganado aquí a nadie.
Cosas del fútbol.
Pero es el fútbol dirigido por unos que saben, pocas veces,
y por otros que tienen dinero, aunque no lo pongan, pero que
además de eso “del balón redondo” no saben nada.
Que conste que ni es el primero, ni va a ser el último, el
Valencia, de los que se estiran mucho, un par de temporadas
o tres y luego vuelven a su sitio.
Ejemplos de esos los tenemos a montones: Real Sociedad, que
ahora está en segunda, Bilbao, que bastante tiene con
mantenerse, Deportivo de la Coruña, llegó a casi todo y
ahora es uno más, y algún otro por ahí.
Con lo que está claro que arriba, arriba, a lo largo de su
historia, tan sólo se mantienen dos, el Madrid y el
Barcelona, porque los demás, incluido el Atlético de Madrid,
andan “a la que salta”.
Cuando entramos en estas competiciones de Europa ya es
hablar de cosas mayores, esto no es ni la Copa de Cataluña,
ni el Trofeo Carranza. Aquí hay en juego prestigio, buenos
contratos publicitarios y, por consiguiente, dinero, mucho
dinero. Y ahí es donde le puede doler al Valencia, si no
entra en las rondas siguientes y si su presupuesto, de lo
programado a lo ingresado sufre un desfase negativo de dos o
tres mil millones de las antiguas pesetas. Eso como poco.
En esos casos habrá cuentas y cuentas más movidas que las
del Gran Capitán, cuando no se sigue en Europa, cuando se ha
echado a un técnico, pagándole su contrato íntegro, se ha
fichado a otro por tres temporadas más y al final ..., para
casi nada.
Hay tiempo, dirán en Valencia, para enmendar la situación,
pero los adversarios que quedan no son moco de pavo y ganar
al Chelsee en su campo no debe ser lo más fácil.
Mucho trabajo, mucha tranquilidad, un poco de suerte y si el
nuevo técnico, novato en los banquillos españoles, le coge
el aire al equipo y a las competiciones, bien; en caso
contrario habrá que rezar para, al menos, quedar como están,
que no sería poco ahora mismo.
Y uno no quiere pensar en los posibles comentarios de Jaime
Ortí, en voz baja. Pero el dinero es de otro.
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