Muchos historiadores han
reflexionado sobre los factores que originaron el alzamiento
contra el Gobierno legitimo de la II República Española
aunque, podrían resumirse en las profundas diferencias
político-culturales existentes en una sociedad española
convulsionada por los continuos cambios producidos en el
Gobierno republicano. Todo ello, definido por el insigne
poeta español, Antonio Machado como, “las dos Españas”.
Los abusos cometidos antes de finalizar la contienda se
centraron en todos aquellos sospechosos de simpatizar con el
bando contrario centrándose principalmente en sindicalistas,
políticos republicanos (tanto de izquierdas como de
derechas), falangistas, burgueses, aristócratas, militares,
simpatizantes de la derecha o sospechosos de serlo,
sacerdotes y laicos de la Iglesia Católica.
Tras la guerra, la represión franquista se cebó con el bando
perdedor, iniciándose una limpieza de la que fue llamada
España Roja y de cualquier elemento relacionado con la
República, lo que condujo a muchos al exilio o a la muerte.
En definitiva, el pueblo español en su totalidad sufrió este
lamentable periodo histórico superado con la proclamación de
Juan Carlos I como Rey de España y la posterior aprobación
en 1978 de la Constitución Española instante en que, los
españoles decidieron libremente que España se constituyera
en un Estado social y democrático de Derecho, donde se
propugnan como valores superiores de su ordenamiento
jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el
pluralismo político.
Por tanto, no comparto la redacción del proyecto de Ley de
Memoria Histórica promovido por el Gobierno de José Luis
Rodríguez Zapatero aunque sí, un reconocimiento expreso así
como, la implantación de medidas a favor de quienes
padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y
la Dictadura al objeto de, no reincidir en errores pasados.
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