Así podrían saludar los españoles residentes en Ceuta y
Melilla la visita que hoy se inicia de SSMM los Reyes de
España a esa parte del territorio español que, por razones
que se me escapan, aún no habían pisado en su condición de
Jefes de Estado.
¡Qué bueno que vinisteis...!, por fin. Qué bueno que hayáis
decidido poner los pies en esta parte de España que soporta
estoicamente la llegada de pateras; el hacinamiento en los
centros de acogida; los tumultos de los inmigrantes sin
documentación que ansían salir de allí para llegar a la
península; la construcción de muros cada vez más altos que
los separan de sus convecinos del sur... Qué bueno que
vinisteis, por fin, y a pesar de la feroz oposición del
Gobierno de nuestro país vecino, el Reino de Marruecos, ese
país al que el Gobierno de España considera entrañablemente
amigo, tan amigo que el padre del actual rey se proclamaba
hermano de su Majestad; y usted, Señor, le replicaba con el
mismo gesto.
Pero déjenme que les diga, Majestades, que no entiendo bien
cómo se ha gestado este viaje; apoyo totalmente y sin ningún
tipo de reserva que viajen ustedes a Ceuta y Melilla. Lo
apoyo a pesar --ni siquiera principalmente por eso -- de la
oposición del Reino de Marruecos. Lo apoyo porque ya era
hora de que el Jefe de Estado de un país soberano ejerciera
como tal y visitara, sin ningún tipo de cautela, complejo o
hipoteca, cada uno de los territorios del país cuya Jefatura
ostenta desde la entrada en vigor de la Constitución del 78.
Pero déjenme que les pregunte, Majestades, por el papel que
ha jugado en este desaguisado el Ejecutivo que preside José
Luís Rodríguez Zapatero. Le hemos oído decir al Gobierno de
España que “todo está perfectamente arreglado con
Marruecos”, horas antes de que el gobierno de ese país
llamara a consultas a su Embajador en España. Hemos oído
destacar a la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa
Fernández de la Vega, tras el Consejo de Ministros del
viernes, las “extraordinarias” relaciones con Marruecos en
términos que no dejaban lugar a dudas. Ha declarado que: “el
viaje forma parte de la normalidad de que los ceutíes y
melillenses vean realizada una de sus demandas más
deseadas”.
“Y la normalidad también de que dos países aliados y amigos,
a pesar de que mantengan algunas diferencias, ésas no sean
suficientes para empañar lazos históricos y una estrecha y
fructífera colaboración y el fuerte diálogo institucional
que venimos manteniendo”.
Lo que yo me pregunto es si ustedes sabían el lío que se
estaba preparando en Marruecos con esta su regia visita a
las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Me lo pregunto
por saber si el Gobierno de España ha hecho sus deberes; o
mejor dicho, para confirmar si, como parece, no los ha
hecho. Porque sería bueno que los ciudadanos supiéramos si a
ustedes también les dijo Rodríguez Zapatero que todo estaba
arreglado con Marruecos, como le aseguró al Jefe de la
oposición, al Sr. Rajoy.
Yo, Majestades, para que quede claro, creo que deben ustedes
ir a Ceuta y Melilla; creo más: creo que hace mucho tiempo
que debieran haber ido. Y creo que deben ir a pesar de que
no le guste a su “sobrino”, el monarca reinante en ese país
del norte de África cuyos ciudadanos aspiran a que vivir en
un país democrático. Pero creo también que sus Majestades,
como el resto de los ciudadanos españoles , (a quienes se
nos hurta de forma permanente la verdad, oculta siempre tras
la propaganda), deben tener toda la información antes de
decidir hacer esa visita; no para cambiar de criterio y
renunciar a hacerla, sino precisamente para todo lo
contrario: para anunciar que la hacen aún a sabiendas --si
así fuera--de que molestará a sus vecinos del sur. Y para
que quede claro, --porque saben que la rechazan quienes
reivindican por razones étnicas una soberanía territorial
que la historia moderna y democrática les niega-- que
nuestros Reyes ejercen la Jefatura del Estado en todos y
cada uno de los rincones de nuestro país. Sin complejos ni
hipotecas. Tal y como establece nuestra Constitución.
O sea: que bien por la visita a Ceuta y Melilla.
Y respecto del Gobierno y su visión sobre el buen estado de
las relaciones con Marruecos, que Santa Lucía les conserve
la vista. Una ocasión más que tiene este gobierno para
aprender como tratar a los insaciables, a los que no
respetan las reglas del juego, a los que sólo se muestran
amigos siempre y cuando no se les lleve la contraria. Pero
claro, eso ya lo debían haber aprendido por sus relaciones
con ETA y los nacionalistas. Claro que para aprender hay que
querer hacerlo. Y no parece que estos chicos estén por la
labor.
A estos gobernantes que nos ha tocado en suerte les vendría
bien recordar la máxima de Rosa Luxemburgo: “Quien no se
mueve no siente las cadenas”. Acostumbrados a no moverse más
que a favor de la corriente del más fuerte, confunden deseos
con realidad. Ahora que los “sobrinos” del sur amenazan con
moverse. ¿pedirá Rodríguez Zapatero ayuda Felipe González?
Ya veremos...
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