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ACTUALIDAD - MARTES, 6 DE NOVIEMBRE DE 2007


caricatura de s.m. el rey. quim

VISITA OFICIAL DE LOS REYES DE ESPAÑA
 

Los Reyes en Ceuta

Una visión muy particular de un acontecimiento que confirma la españolidad una ciudad que no la necesita, porque lo es desde siempre y para siempre

CEUTA
Quim Sarriá

local
@elpueblodeceuta.com

Me he levantado bastante más tarde de lo que acostumbro. Noto que la ciudad anda bastante animada y la gente circula como si estuviéramos en los días de feria. Llevo unos días infernales trabajando en dos proyectos de arquitectura que mi gabinete debe llevar a cabo cuanto antes. El plazo, para entregar el proyecto de ejecución, no puede esperar más tiempo y ya tenía que estar acabado ayer. Además está la faena para el diario y, especialmente para los Cuadernos del Domingo que, como Vds. saben, comenzamos a publicar desde el pasado domingo, día 4

He salido a dar una vuelta y constatar el ambiente directamente. Mucha gente, sobretodo menuda, con banderines y banderas de Ceuta y de España. Son las 10:00 de la mañana y aún queda mucho tiempo hasta que aparezcan SS.MM. Recorro la Gran Vía hasta la Plaza de África. Buen ambiente y muy buen tiempo, aunque un vientecillo algo fresquito sopla con ganas.

Durante mi paseo me encuentro con el presidente de la Casa de Ceuta en Sevilla, Miguel de la Cuadra Salcedo, que acaba de llegar en el barco de la mañana y ya está de punta en blanco esperando visionar a los Reyes. Ha optado por un lugar privilegiado, frente por frente al Palacio municipal. Hemos comentado sobre el local de la entidad y le he prometido que para la Feria de Abril del 2008 estaré en Sevilla. M asegura que me buscará hotel. Le creo, buena persona es y mejor amigo. Este encuentro me hace recordar con nostalgia la Casa de Ceuta en Barcelona, donde he pasado muy buenos momentos con los caballas residentes allá.

No voy a hacer un relato concienzudo de la estancia de nuestros reyes en éste artículo, para eso están mis compañeros que cobran por ello. Mi punto de vista es el de un ceutí, caballa por más señas –he de aclarar que ceutí lo serán todos los que residen en la ciudad, pero caballas sólo pueden serlo los nacidos en ella ¿no?- que ha pasado largos años fuera de su ciudad y ha vivido muchas vicisitudes en ese tiempo, una de ellas es precisamente que a los Reyes de España los tengo muy presentes por cuanto he estado en varias ocasiones en el Palacio de Oriente cuando las recepciones por los Premios Nacionales del Deporte. De hecho recibí el premio nacional que me concedieron, junto a los otros presidentes de las federaciones pertenecientes al Comité Paralímpico Español, allá por 1974 y tuve bastante contacto con SS.MM. principalmente con la Reina Doña Sofía, pero más aún con la hermana de Juan Carlos I, a la sazón Presidenta de la Federación Internacional de Hípica. Muy gratos recuerdos tengo de aquellos tiempos, como lo tengo del entonces Secretario General del Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes, Rafael Cortés Elvira.

He regresado momentáneamente a casa y en ese momento distingo al helicóptero, bueno eran dos, que transporta a SS.MM. no he podido resistirme a la tentación y he sacado una foto durante el vuelo hacía el helipuerto. Como no soy experto en vuelos, lo más que hice fue un salto desde el puente de África hacia las aguas del foso hará mucho tiempo, me ha sorprendido que los helicópteros dieran un rodeo por encima de casi toda la ciudad para enfilar la pista. Que yo sepa, aunque sea un profano, los helicópteros no necesitan el mismo espacio de aterrizaje que un avión. ¿No? Agradeceré a los expertos que me lo aclaren.

Me he acercado después a la sede municipal, en los bajos del Ayuntamiento hay un maremágnum de periodistas de todos los calibres y de todos los medios de comunicación, cargados con cámaras que se han vistos obligados a depositarlas en el suelo a una orden del responsable de seguridad. Estaban recogiendo las credenciales para plasmar por escrito y gráficamente las incidencias de la visita Real. Me doy una vuelta por el Salón de Actos que está medio vacío o medio lleno, como quieran.

Vuelvo a salir y me topo con Sahabito Hossain, el gerente del restaurante del Mirador de Isabel II. Se alegra de verme y nos saludamos como corresponde. Me dice que no ha podido atenderme, se refiere al Día de la Mochila, porque estaba de trabajo hasta los topes y me ha invitado a comer cuando quiera en su restaurante mientras hablaremos de cosas que serían interesantes publicarlas. Hemos quedado en que subiría un día de éstos a García Aldave.

Por fin aparecen los Reyes en la Plaza de África. Noto a don Juan Carlos I algo más envejecido que la última vez que lo ví, allá por 1977, tengo dudas sobre si ha bajado o no de estatura, la distancia me impide calibrarlo definidamente. A doña Sofía la encuentro casi igual que entonces. No he podido acercarme a la primera fila como era mi deseo para poder saludarles, la gente ceutí tiene preferencia y el día es especial para todos ellos y ellas. Tal vez en un futuro no muy lejano tenga ocasión de mostrarle de nuevo mi afecto y mis respetos.

Diviso a Juan Vivas al lado de Jenaro García-Arreciado. Nuestro presidente no cabe en sí de gozo que casi le revienta los pulmones y el Delegado del Gobierno parece muy metido en su papel. El himno nacional, como siempre, me produce escalofríos. No sé por qué.

Después de revisar las tropas que le rinden honores, SS.MM y autoridades desaparecen por la puerta del Ayuntamiento y ahí dejo de percibir en mis retinas las imágenes de los monarcas, sólo unos minutos hasta que reaparecen en el balcón principal. El asta de una de las banderas me impide divisar el rostro de don Juan Carlos I, no así el de doña Sofía que va saludando, con esa sonrisa muy suya, a la gente ceutí.

Cuando salen y desaparecen devorados por las entrañas del Parador Nacional La Muralla, noto que la gente queda un poco descorazonada porque sólo han podido ver a SS.MM unos escasos minutos. Los más afortunados podrán contar a sus nietos que recibieron un apretón de manos de SS.MM. en la creencia que sólo iba dedicado a ellos cuando los apretones de mano de los Reyes van dirigido, esencialmente, a todo el pueblo.

Como no estoy invitado a ninguno de los actos que se desarrollan, especialmente a la comida del hotel, me conformo con tomarme unas cervezas acompañadas por media docena de pinchitos en uno de los bares de la zona. Antes y en otro bar me topé con mi compañero de página y de redacción, José Luís Navazo, que con sus “spinerazos” no deja tuerto a quién no quiere. Comentamos algunas incidencias del periódico y quedamos en hablar luego largo y tendido. Uno de los compañeros de José Luís me habla sobre un tema de Cuadernos del Domingo con cuyos comentarios estoy de acuerdo. Paro después en otro bar a tomarte un té moruno con ganas de ahogar los seis pinchitos. En este bar me encuentro con Mizziam al que me presento y nos saludamos cordialmente.

Regreso a casa. No estoy con ganas de acudir a la inauguración del parque en los bajos de la Marina, cuya crónica ya se cuidarán de relatar los formidables reporteros de “El Pueblo de Ceuta” con A. Gómez y G. Testa volcados a pan y agua. Prefiero quitarme los zapatos, que por otra parte están que echan humo, y visionar las noticias por la tele.

Sin embargo, desde el cómodo sofá en que me encuentro repantigado, despido a SS.MM. con todo el afecto y cariño que uno puede demostrarles y con la esperanza de poder hacerlo personalmente en un momento no muy lejano.
 

 

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