Hace una semana, ni los más optimistas pensaban en algo
similar, y ahora ya ha pasado, pero en el recuerdo de Ceuta,
este día ha quedado marcado, para siempre.
Los días precedentes ya se preveía algo parecido, pero, ni
de lejos, la realidad ha superado todas las previsiones,
incluso las más optimistas.
A las siete de la mañana, unos minutos antes, cuando yo
salía del Hotel La Muralla, en dirección a RNE, ya había un
matrimonio, dos viejecitos, guardando sitio:” Así podemos
estar en un buen sitio”, me dijo el señor. Y ya lo creo que
pudieron elegir.
A esas horas ya había movimiento en la Ciudad Autónoma, se
estaba trabajando. La ciudad, todavía con tranquilidad,
estaba más adornada que nunca. Se notaba que entrábamos en
un día de fiesta y de fiesta grande.
TOMANDO POSICIONES
A medida que la mañana avanza, la Gran Vía se va
convirtiendo en un hervidero. La Plaza de África es el
centro neurálgico de la ciudad, y de todas partes va
llegando gente.
Poco a poco se va llenando. Es lo que interesa en esos
momentos y ahí está toda la concurrencia.
Mucha policía, me alegra, controles rigurosos pero con mucha
discreción. Estaba todo perfectamente diseñado y así no
podía fallar, y nada falló, a pesar de los miles de personas
que se dieron cita.
Ahora mismo, yo no sé los datos de afluencia, pero son
muchos miles de personas los que concurrieron a dar la
bienvenida a SSMM.
LOS DOS HELICÓPTEROS BLANCOS
Eran las doce menos diecisiete minutos cuando pasó el
primero, casi sobrevolando la Plaza de África y el griterío
y la emoción subió de tono. A los dos minutos, o poco más
pasaba el segundo, en dirección al helipuerto.
Los Reyes estaban en Ceuta. Ya sí. Las inmediaciones de la
Ciudad Autónoma eran un clamor con el constante agitar de
banderas de España. Y el trabajo de los que tenían que poner
en orden todo, era un trabajo incesante. La seguridad se
mueve con soltura, pero con mucha intensidad, un perro trata
de detectar, por si lo hay, cualquier cosa sospechosa.
Afortunadamente todo está en orden y como tiene que estar.
LAS DOCE EN PUNTO
Fue la hora de la llegada de los Reyes a la Plaza de África.
Allí fueron recibidos por las autoridades locales, con Juan
Vivas a la cabeza, así como el delegado del Gobierno, y
autoridades militares.
El clamor, los vivas al Rey y el colorido rojigualda se
entremezclaban.
Fueron momentos que en Ceuta no se van a olvidar.
Veintuiuna salvas de ordenanza saludan al Jefe del Estado,
que, a pie, recorrerá la Plaza de África hasta llegar al
Ayuntamiento.
Mientras tanto, legión, regulares y otros soldados cubren el
paso de los monarcas. Estaba dispuesto todo para que nada
fallara y nada falló.
DISCURSOS DE ESPAÑOLIDAD
El discurso de Juan vivas fue muy equilibrado, muy a tono
con la realidad de Ceuta y muy en el estilo que le gusta al
presidente, tranquilo pero riguroso:” Ceuta tiene problemas,
como todas las partes, pero Ceuta no es un problema”. No se
podía decir más, en menos palabras.
El mensaje lo captó perfectamente el Rey, que en su
respuesta habló del “compromiso” que tenía adquirido de
visitar Ceuta y ya la había visitado.
Mientras tanto, la Reina en su papel, discreta, elegante y
dominando su terreno, como ella sola sabe hacerlo.
Agradecimiento a Ceuta y Ceuta agradecida a los Reyes.
El alcalde hace entrega al Rey del bastón de mando de la
ciudad, “el mejor alcalde el Rey”, y también se le entrega
la llave de oro de la ciudad, la primera que se concede.
Ceuta había sabido corresponder, a lo grande.
HOTEL LA MURALLA
Mientras tanto, en el Parador Hotel la Muralla, el ritmo es
frenético. Toda la seguridad de la Casa Real controlando
hasta los últimos detalles, pero con amabilidad. El personal
del hotel demuestra que son profesionales de verdad, y su
director a la cabeza, tratan de que todo esté en orden, y a
fe que lo estuvo, tanto a lo largo de la mañana como durante
la comida.
Dos habitaciones estaban reservadas y ocuparon los Monarcas,
la 413 y la 415, curiosamente, desde hace varios años, yo
ocupo la 414. Esto quiere decir que estuvimos cerca, pero
nadie molestó a nadie. Escoltas, personal de los Reyes no
hicieron nada que pudiera molestar, lo más mínimo, ni que
rompiera el ritmo de la casa.
Tras la comida y con la inauguración de esos locales de los
bajos de la Marina, los Reyes emprendieron regreso a Madrid.
Ahora, Ceuta vuelve a la calma, pero un poco más cerca de
sus Soberanos, que ahora sí estuvieron aquí.
Desde este Parador de Ceuta ha sido un privilegio vivir tan
de cerca todo y ver que Ceuta en los momentos claves sabe
estar de verdad.
En hora buena a Ceuta, ahora queda un poco más cerca, un
poco más, de todos, porque como decía Juan Vivas a los Reyes
“habéis cruzado el Estrecho, pero habéis llegado a tierra
española”.
|