Escribo a uña de caballo y casi en
directo, sin repasar, desde un “cafetín” después de dar
media vuelta (son las 7 de la tarde, hora marroquí), pues la
cola en “Bab Sebta” para entrar en España está a la altura
del hotel “Ibis” y va camino de llegar a Castillejos. El día
ha estado desapacible, como las relaciones bilaterales
hispano-marroquíes, a la baja, por las formas más que por
los contenidos. Insisto en la premura y precitación, la nula
sensibilidad política y diplomática a la hora de organizar
el viaje de nuestros Reyes a Ceuta y Melilla. El momento no
podía ser más inoportuno y, patrioterismos a un lado, en
diplomacia hay que calcular los pasos. Si la iniciativa a
partido del Presidente Zapatero, al leonés le puede salir el
tiro -como el pacto con ETA- por la culata; si la jugada de
Zapatero era para consumo interno, electoralista, ha puesto
en entredicho el delicado equilibrio que sustenta las
relaciones de España con un país, el Reino de Marruecos, con
importantes dosis de inestabilidad. Y no por la visita en
sí, Don Juan Carlos y Doña Sofía serán siempre bien
recibidos en cualquier parte de España y, particularmente,
en estas tierras africanas netamente españolas cuya
soberanía (al contrario que Gibraltar o el Sáhara
Occidental) no está sujeta, Derecho Internacional en mano, a
ningún proceso de descolonización. Pero hacer coincidir el
viaje con la fiesta y el aniversario, para el Reino de
Marruecos, de la “Marcha Verde” es hurgar innecesariamente
en la herida, potenciando un “efecto rechazo” ya de por sí
notable. Pero tamaña torpeza está a la altura de un fullero
como Zapatero, un tahúr de la política capaz de vender a
quien fuere con tal de seguir en el poder. Los marroquíes,
desde el pueblo a las altas esferas, no acaban de entender
que “el amigo Sapatero nos haga esto”. Yo sí. Y más también.
La inconsistencia, el agravio innecesario y el doble
lenguaje, son el trío de ases del talento político de
Rodríguez Zapatero, Presidente por un “accidente” del que,
aun, desconocemos su autoría intelectual pero no a quiénes
ha beneficiado dentro y fuera de España.
Este fin de semana, dos de los semanarios más solventes
editados en Marruecos (“Tel Quel” y “Le Journal”) pasan en
sus portadas del viaje de los Reyes, lo que me parece harto
sintomático: el último llama la atención de sus lectores con
una entrevista a la actriz “porno” marroquí Yasmine, junto a
un gran titular: “Los marroquíes y la X”. “Le Journal” es,
como siempre, más incisivo: “Mohamed VI: el muy rico rey de
los pobres”. No tiene desperdicio.
Pero yo quisiera contarles un detalle de la desagradable
concentración de ayer tarde en Tetuán, delante del Consulado
de España: uno puede entender muchas cosas, el discurso
anticolonial, los gritos contra España e incluso el “Fuera
Juan Carlos de Ceuta”… Vivo en Marruecos, estoy en su país
y, naturalmente, ellos están en todo su derecho de expresar
sus sentimientos; faltaría más. Pero “¡Viva ETA!”, coreado
durante dos minutos por responsables de la organización…
¡no!. En ese punto (eran las 17.30 locales) increpé
ácidamente a más de uno y me marché directamente ante la
Policía. Mañana les explico.
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