He recorrido la avenida de la Marina Española al trote.
Desde la escalera de acceso al Poblado Marinero hasta el
hospital y viceversa. Tres veces. Me siento un poco cansado
pero muy revitalizado. Durante mi recorrido me he encontrado
a un primo que no veía desde hace más de cuarenta años y
hemos charlado animadamente de nuestras cosas y de las cosas
que pasan en el mundo. Asomados a la balaustrada frente al
Casino, mientras, el fuerte viento me seca el sudor de la
carrerita.
Mi primo me dice que Marruecos es ahora, precisamente, una
especie de olla a presión con la posible apertura de un
conflicto diplomático con España. El portavoz del Gobierno
marroquí ha declarado que no tiene previsto realizar una
futura reunión entre Abbas el Farsi y José Luís Rodríguez
Zapatero, dadas las actuales circunstancias marcadas “por la
lamentable visita de Su Majestad el Rey de España, Juan
Carlos I, a las ciudades expoliadas de Ceuta y Melilla”
Suponemos, mi primo y yo, que los dirigentes marroquíes
tienen suficiente inteligencia para saber lo que expresa
públicamente el portavoz del Gobierno marroquí. Utiliza una
palabra que no cuadra, de ninguna de las maneras, con la
verdad. Las ciudades “expoliadas” nunca han existido.
Expoliar es despojar con violencia o con iniquidad. Ceuta y
Melilla nunca fueron expoliadas, salvo por los propios
indígenas de los territorios del Norte de África y del Asia
Menor a lo largo de la historia, a más de que nunca
pertenecieron a Marruecos (El manifiesto del Partido
Istiqlal en 1944 fue una de las primeras demandas públicas
por la independencia. Posteriormente, el partido, dirigido
por Allal al Fassi, tendría el liderazgo del movimiento
nacional y no contemplaba las dos ciudades). Si tenemos en
cuenta que muchos territorios marroquíes fueron cedidos, en
su tiempo, por el Sultán (Ifni en 1860) y tras obtener la
independencia (1956) es cuando Marruecos comienza a expresar
su interés por “descolonizar” las posesiones españolas,
fundadas en los proclamados vínculos históricos y
geográficos de dichos territorios con Marruecos (África
Occidental Española). El sultán marroquí Mohamed V alentó
los esfuerzos para reclamarlos y financió personalmente a
los conspiradores anti-españoles. Aquello dio lugar a la
Guerra Olvidada.
Si apelamos a la inteligencia de los gobernantes marroquíes
es para recordarles que Ceuta era parte de algunos de los
reinos ibéricos desde el siglo XV y que nunca, nunca España
establecerá negociaciones sobre las reivindicaciones
marroquíes.
Me sigue contando, mi primo, que a uno de los senadores
marroquíes se le ha ido, precisamente, la olla. Se refiere
al senador y presidente de la Comisión de Amistad Hispano
Marroquí, Yahia Yahia, que ha asegurado que si el Rey de
España visita Ceuta y Melilla, los marroquíes derramarán
“hasta la última gota de sangre” por defender las dos
ciudades.
La afirmación de éste senador viene refrendada por sus
propias exclamaciones al decir que la mayoría de residentes
de ambas ciudades son pro-marroquíes y que algunos tienen
miedo de la “represión de las autoridades africanistas”. Un
órdago de padre y muy señor mío. Además agrega que: “… Tenga
por seguro que si viene esta vez el señor Juan Carlos (no lo
cita como rey) va a ser un desastre lo que va a ocurrir en
Ceuta y Melilla.
El senador ha asegurado que organizará en las dos ciudades
concentraciones y manifestaciones enérgicas nunca antes
vistas para protestar por la visita que los Reyes realizarán
a las “ciudades marroquíes ocupadas por españoles”
También ha anunciado que creará la “Asociación Nacional de
la Defensa de las Víctimas de las autoridades coloniales
españolas y la integridad marroquí del territorio”, para que
“hasta el último marroquí luche para defender su tierra”.
Para colmo afirma que se dirigió a los presidentes de Ceuta
y Melilla para advertirles de que ya va siendo hora de que
llamen al Palacio de la Zarzuela, para decirle al bueno de
don Juan Carlos que puede volver en 2015 cuando ondee las
banderas marroquíes en las Plazas de Mohamed VI –actualmente
Plazas de la Constitución- en ambas ciudades. ¿No te jode el
tío?
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