Prudencia y responsabilidad, tal
será estos días la consigna -no escrita- que latirá en las
líneas de esta columna escritas, casi siempre, desde la
trinchera. La visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía a estos
pequeños rincones de España en el norte de Africa (las Islas
Canarias también son africanas) ha sido pésimamente recibida
en Rabat, que ha encajado con muy poca cintura el envite y
el mensaje, pues la visita largos años esperada de los Reyes
de España no hace sino remarcar la soberanía de ambas
ciudades. Por mucho que el ministro Moratinos intente
quitarle hierro a la visita (“institucional, de política
interna”), el significado del viaje es claro y según matizan
fuentes diplomáticas de ambos países el titular marroquí de
Exteriores, Taib Fassi Ifri, no fue informado del mismo
durante el recientísimo encuentro en Marrakech.
Era de esperar una reacción, pero hasta a mí me ha
sorprendido la dureza de las palabras de Jalid Naciri,
ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno de Su
Majestad Mohamed VI, presidido -no lo olvidemos- por el
representante de un partido, El Istiqlal, abiertamente
nacionalista y encubiertamente islamista: “El gobierno de SM
el Rey expresa su fuerte rechazo y condena a esta lamentable
iniciativa, sean cuales sean sus motivos y objetivos”. El
titular de la MAP (Maghreb Arabe Presse) no tiene
desperdicio: “Gobierno marroquí condena visita del Rey de
España a ciudades marroquíes expoliadas de Ceuta y Melilla”.
No es el tono adecuado para un momento en el que las
relaciones bilaterales atraviesan un momento particularmente
dulce. ¿O acaso es una pataleta por considerar, acaso, que
Ceuta y Melilla ya estaban en el “bote”…?; porque, datos en
mano, hay indicios suficientes que sustentarían dicha tesis.
Desde la Plaza de los Reyes se alaba, si bien con la boca
pequeña, el momento político: “bajo el gobierno de Rodríguez
Zapatero”. Yo le doy la vuelta: pese al mismo. Quizás la
situación ha llegado a tal deterioro, que Don Juan Carlos de
Borbón ha pegado otro taconazo (y ya van tres desde el
verano). Volviendo al comunicado -agresivo- de la MAP,
entiendo que no debe quedar sin respuesta: “¿ciudades
expoliadas?”. Seamos serios: aquí, el único reprimido,
robado y expoliado hasta la saciedad es… el sufrido y
machacado pueblo marroquí.
Apuntaría finalmente dos observaciones coincidentes en el
tiempo: por un lado, la postura deliberadamente provocadora
del juez Garzón irrumpiendo, como un elefante en una
cacharrería, en el delicado dossier sahariano sacando,
precisamente ahora, el tema del “genocidio saharaui” a manos
de las FAR marroquíes. ¿Mera casualidad…?; ¿o una iniciativa
oficiosamente inducida para torpedear la visita de la Casa
Real?. Por otro, la coincidencia de la real visita a Ceuta y
Melilla con el aniversario (el lunes, día 6) de la “Marcha
Verde”, paradigma del actual nacionalismo marroquí según el
mapa del “Gran Marruecos” diseñado por El Fassi: desde el
río Tajo hasta el Senegal. La bofetada es doble.
El Reino de Marruecos tiene la última palabra: ser el gran
amigo de España… o el tradicional enemigo del Sur.
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