Mientras algunos medios españoles
-de retirada después de la inauguración del Instituto
Cervantes en Marrakech- recalaban ayer en Tetuán para
“pulsar” el ambiente con motivo de la sentencia del 11-M
(por primera vez sin filtraciones), filmando la ciudad y
realizando algunas entrevistas (Mohamed Haddad había sido
citado por “Tele 5”), el rebufo producido por la última
visita de la “Corte de los milagros” -travestida en los
barandas que mangonean la Junta de Andalucía- sigue dando
pasto fresco y abundante para el buitreo mediático. Así, el
diario “Almasae” (el más vendido con diferencia en
Marruecos) de ayer dedicaba su página 5 a poner al pie de
los caballos al trinconero ex alcalde de Tánger y, de paso,
a las autoridades andaluzas, tan oportunas... y oportunistas
ellas. Si los dos primeros diarios españoles ya se cebaron
con el asunto, en Marruecos la ciudadanía empieza a fustigar
las corruptelas a dos bandas de determinados funcionarios y
periodistas propios conchabados con sus homónimos españoles
de la otra orilla. ¡Ya podía la “Operación Malaya” haber
extendido sus actuaciones por el resto de Andalucía, dando
luego un saltito hasta Ceuta, ciudad querida para rematar la
faena y luego, con la colaboración de las autoridades
marroquíes “sanear” Tánger y Tetuán!. Pero, ¡qué suerte que
las investigaciones pararan justo a tiempo sin traspasar
cierta línea…! ¿Verdad, Gasparín del Gran Poder?.
Tiempo sobra para evaluar, técnicamente, el coste por m2 del
famoso Polideportivo “Sala de Deportes Andalucía” construido
con más alharaca que la de Manolo el del Bombo: de hecho, un
espacio para “fútbol sala” cuya techumbre filtra agua con
las lluvias y sin siquiera asientos para los espectadores;
¿721.214 euros para eso…? ¡Venga ya! Y mientras, Martil (mi
querido Martil) sin biblioteca municipal ni hospital, con
una insalubre masificación en su escuela secundaria, sin
zonas verdes y con la “lavadora” urbanística limpiando más
blanco que nunca…. Eso sí, en el pomposo acto de
inauguración del pasado sábado (al que me comentan tampoco
asistió ningún representante de la “Wilaya”, ¿por qué
sería...?) el “compañero” Gaspar Zarrías anduvo patoso: hubo
de repetir el “chute” de penalti para meter ¡gol! en la
portería con, ésta vez, la complicidad del guardameta. De
risa.
Pero yo quería hablar de símbolos; de banderas. Y en esta
crítica constructiva mis amigos marroquíes (¡buenos son
ellos!) me daban estos días toda la razón. Legítimamente
orgullosos de su país no aceptan un acto oficial sin la
presencia de su roja bandera, con la verde estrella de cinco
puntas (las cinco columnas del Islam, los cinco rezos del
día) en el medio; ni entienden que los españoles “pasemos”
tan ligeramente de la nuestra. El sábado en Martil, ante la
presencia de autoridades diplomáticas españolas, no ondeaba
la bandera roja y gualda… Solo las banderas del Reino de
Marruecos y la de Andalucía, con sus colores blanco y verde
(como los de Arabia Saudí) perfectamente reconocibles por
cualquier musulmán. Alguien tendría que tomar nota de ello:
un diplomático marroquí jamás consentiría ser invitado, en
otro país, a un acto oficial en el que no figurase su
bandera. Marruecos todavía se está construyendo… mientras
España la estamos deshaciendo.
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