Ayer, cuando mi a migo me
preguntaba por las causas que habían llevado al PSOE de
Ceuta a la situación en la que se encontraba, se me olvido
decirle que es la misma situación que atravesarán, todos
aquellos partidos que aglutinen en sus filas a personas de
diferentes ideas o pensamientos. El final es el mismo.
Cuando en las primeras elecciones democráticas se presentó
la UCD liderada por Adolfo Suárez, las ganó por mayoría y
todos pensaron que había Suárez para rato, pero olvidándose
de que la UCD estaba compuesta por personas de muy distintas
ideas, entre las que se encontraban personas con muchas
aspiraciones a ser presidente del gobierno desplazando, del
mismo, a Suárez que dicho sea de paso fue, sin lugar a
dudas, junto a Felipe y Aznar, de los mejores presidentes
que ha dado la democracia española.
Pero la ambición de algunos de los componentes de la UCD, de
distintas ideas de Adolfo, empezaron son sus luchas internas
y llevaron al partido al desastre haciéndole, incluso,
desaparecer del mapa político, sin que Suárez pudiese hacer
nada por evitarlo. Consecuencia lógica de tener en sus filas
a personajes de distintas ideas y, además, con ambición de
poder. Porque los ambiciosos de poder, aunque sean unos
auténticos tarugos, existen en todo y cada uno de los
partidos políticos. Esa fue la gran tragedia de la UCD, el
llevar en sus filas a personas de distintas ideas o
pensamientos que, al final, en sus luchas internas por
hacerse con el poder, dejándose llevar por su ambición
desmedida acabaron con el partido creado por Suárez. Triste
final para el hombre que fue capaz de hacer una modélica
Transición.
Creó otro partido, pensando que podría volver con la misma
fuerza que la vez anterior. Muy tarde y triste final para un
hombre digno de admiración, al que los ambiciosos traidores
le cavaron su tumba política. El único consuelo, que quizás
le pudo quedar, es que ninguno de aquellos traidores
permanecieron en la política a pesar de que, algunos de
ellos, se quiso subir al carro del poder. El creer y
presumir de que, cada día, su partido tiene un mayor número
de afiliados, es uno de los más grandes errores que se
pueden cometer en política. Porque todos esos que han
aumentado el número de afiliados en el partido, se ha
conseguid a fuerza de darle buenos puestos de trabajo donde
ganar una pasta gansa.
Ya me dirán, aquellos que presumen y lanzan a los cuatro
vientos, vientos que pueden llevar sus voces hasta Madrid,
cómo han conseguido el aumento del número de afiliaciones.
Sencilla y llanamente comprando voluntades de auténticos
mercenarios que, en cualquier momento, pueden vender sus
amas al mejor postor, aunque el postor en cuestión sea el
peor enemigo de aquellos que les contrataron.
Mientas los verdaderos, los auténticos personajes que creen
y luchan por engrandecer el partido, empiezan a dudar, ante
el abandono a que se ven sometido, si no sería mejor
volverse mercenario para conseguir un puesto de trabajo. Mal
asunto este, de que por la actitud de algún ignorante,
polítiquillo del tres al cuarto, se vayan quedando en la
cuneta aquellos que han sido y son las bases sobre la que se
sustenta el partido.
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