Viento y frío en la jornada previa al Día de la Mochila que
afronta hoy la ciudad. Los dispositivos de cooperación se
instalaban a las 17:00 horas en el monte de la Tortuga,
desde donde coordinarán cualquier posible incidente. Los
operarios transmitían las primeras normas al llegar al
monte: llamar al 062 en caso de percance y la prohibición de
hacer fuegos.
Jornada fría en la jornada previa del Día de la Mochila. A
las 17:00 horas, una caravana de ambulancias subía hacia
García Aldave en busca del campamento base, sito en el monte
de la Tortuga. Una hora y cuarto más tarde, los 15
trabajadores de la Cruz Roja, al mando de Isabel Brasero,
levantaban las carpas de asistencia a la espalda de una
ladera. “Siempre se produce algún incidente, quemaduras,
caídas o accidentes de tráfico en menor medida”, comentó
Brasero. “El año pasado también tratamos intoxicaciones por
consumo de mayum (tortas de higo con hachís)”.
El frío escalaba por la montaña a medida que trepaban las
horas de la tarde. La ciudad oscurecía mientras el levante
apretaba, y pocos eran los que planeaban ir al monte. Sin
embargo, las familias Fernández, Vázquez y Prieto habían
ocupado una finca desde “las seis de la mañana de ayer”,
declaró uno de ellos. “Hemos hecho turnos para guardar el
sitio”. Dentro de las neveras, estas familias guardaban las
chuletas, salchichas y pimientos para comer durante el
desarrollo de la noche de ayer y el día de hoy. “Cocinamos
con un camping gas, porque el fuego no está permitido”. Bien
aprendida tenían la lección. Momentos antes, un operario de
la Guardia Civil comunicaba: “Les hemos dicho a todos los
que han llegado, uno a uno, que no se puede hacer fuego”. Y
uno a uno, eran poco más de 100 los que habían ascendido a
las zonas de Aranguren e Isabel II. Ya a las siete, a
cuentagotas, alcanzaban los merenderos los más rezagados,
algunos a pie; los más, en coche. Juegos de mesas, balones,
cotilleos, cualquier cosa para rebasar las primeras horas de
frío. “No sé yo si va a venir mucha gente, porque es
puente”, indicaba un hombre en Aranguren. En los rellanos de
la calzada, operarios de Obimace y Obimasa apartaban las
ramas caídas por las últimas lluvias para prevenir posibles
incidentes hoy.
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