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sociedad - JUEVES, 1 DE NOVIEMBRE DE 2007


unidad de bomberos. nicol's.

seguridad
 

El frío y el viento frenan la
asistencia de mochileros en la jornada previa

El puente de todos los Santos y un día desapacible en las colinas ceutíes impiden una concurrencia mayor en el monte
 

CEUTA
Luis Parodi

local
@elpueblodeceuta.com

Viento y frío en la jornada previa al Día de la Mochila que afronta hoy la ciudad. Los dispositivos de cooperación se instalaban a las 17:00 horas en el monte de la Tortuga, desde donde coordinarán cualquier posible incidente. Los operarios transmitían las primeras normas al llegar al monte: llamar al 062 en caso de percance y la prohibición de hacer fuegos.

Jornada fría en la jornada previa del Día de la Mochila. A las 17:00 horas, una caravana de ambulancias subía hacia García Aldave en busca del campamento base, sito en el monte de la Tortuga. Una hora y cuarto más tarde, los 15 trabajadores de la Cruz Roja, al mando de Isabel Brasero, levantaban las carpas de asistencia a la espalda de una ladera. “Siempre se produce algún incidente, quemaduras, caídas o accidentes de tráfico en menor medida”, comentó Brasero. “El año pasado también tratamos intoxicaciones por consumo de mayum (tortas de higo con hachís)”.

El frío escalaba por la montaña a medida que trepaban las horas de la tarde. La ciudad oscurecía mientras el levante apretaba, y pocos eran los que planeaban ir al monte. Sin embargo, las familias Fernández, Vázquez y Prieto habían ocupado una finca desde “las seis de la mañana de ayer”, declaró uno de ellos. “Hemos hecho turnos para guardar el sitio”. Dentro de las neveras, estas familias guardaban las chuletas, salchichas y pimientos para comer durante el desarrollo de la noche de ayer y el día de hoy. “Cocinamos con un camping gas, porque el fuego no está permitido”. Bien aprendida tenían la lección. Momentos antes, un operario de la Guardia Civil comunicaba: “Les hemos dicho a todos los que han llegado, uno a uno, que no se puede hacer fuego”. Y uno a uno, eran poco más de 100 los que habían ascendido a las zonas de Aranguren e Isabel II. Ya a las siete, a cuentagotas, alcanzaban los merenderos los más rezagados, algunos a pie; los más, en coche. Juegos de mesas, balones, cotilleos, cualquier cosa para rebasar las primeras horas de frío. “No sé yo si va a venir mucha gente, porque es puente”, indicaba un hombre en Aranguren. En los rellanos de la calzada, operarios de Obimace y Obimasa apartaban las ramas caídas por las últimas lluvias para prevenir posibles incidentes hoy.
 

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