La revista Interviú nos sorprendió
hace siete meses con el desnudo de María Dolores Jiménez,
la teniente de alcalde del área económica del Ayuntamiento
de Lepe. La cual, a sus 35 años, y gracias a mostrarse en
cueros, se convirtió en una estrella mediática. Por tal
motivo, durante muchos días, anduvo colapsada la centralita
telefónica del Consistorio onubense. Pues todas las
televisiones querían entrevistarla.
De aquel posado, en cueros vivos, en pelotas, de la política
lepera, recuerdo cómo Antonio Burgos puso cara de
asco. El maestro, según le leí entonces, decía no entender
el revuelo que se había armado. Y lo comentaba así: “Tú ves
la foto, no te dicen nada de la concejalía lepera y piensas
que es el desnudo de una tía jamona. Jamona desnuda. De
desnudo artístico, nada: es una tía jamona en pelotas, que
no es lo mismo”. Luego, tal vez porque la señora declaró que
a pesar de pertenecer al PP era de izquierdas –todo un
oxímoron, la verdad sea dicha-, AB sacó la lengua a pasear
contra el muslamen de la teniente de alcalde y la emprendió
a impropios contra lo que él entendía que era una popa
exagerada.
De modo que en cuanto he visto que Interviú ha sacado en
portada el desnudo de una soldado, destinada en Ceuta, me he
echado a temblar pensando en la que puede caerle encima a la
criatura que se ha atrevido a lucir sus encantos en una
revista de tirada nacional. Que se vaya preparando Pilar
Pacheco, administrativa en un cuartel perteneciente a la
infantería ligera, para soportar la crítica más sarcástica
que irónica, con toques de andalucismo, procedente de un
señor de derecha, de toda la vida, aunque muy preconizado de
monárquico y liberal.
Antonio Burgos, en cuanto se haya enterado de que una
militar se ha hecho fotografías como su madre la trajo al
mundo, las va a analizar minuciosamente, y seguro que su
veredicto va a cambiar la opinión que se hayan formado ya
los superiores de esta mujer salmantina, de 26 años, que
está para mojar pan. Ya que el maestro sevillano tiene mucho
crédito entre la jerarquía militar.
Empezará por decirles a los jefes por qué han consentido
semejante disparate; o sea, dejar que una mujer
perteneciente a la milicia se haya fotografiado en una
actitud que anda en esa línea tenue que lo mismo puede caer
del lado del erotismo que de la pornografía. Que es toda una
vergüenza. Incluso puede sacar a relucir que, después de tal
atrevimiento de la chica, su presencia en el destino causará
muchos problemas. Y hasta comentará que la iniciativa de
Pilar será secundada por otras mujeres cuyos cuerpos quedan
devaluados por el uniforme. Y que andan pidiendo a gritos un
desnudo como el que ya hemos visto. Sobre todo si se llevan
60.000 euros del ala. Y... muchas cosas más puede decir al
respecto, el maestro Burgos.
Lo que no debería decir, en esta ocasión, pues sería faltar
a la verdad, es que el cuerpo de Pilar Pacheco, una soldado
de la infantería ligera, es el de una tía jamona; una jamona
desnuda. Porque si lo dijera, amén de ser una injusticia,
estaría evidenciando que ha visto pocas señoras desnudas. O
que hace mucho tiempo que perdió el buen gusto. O bien que
se le ha ido pegando algo de Paul Valéry: misógino
declarado. Y es que Pilar, maestro Burgos, desnuda, con
boina y cantimplora, vale por un batallón. Así que a tragar.
Que para eso estamos.
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