Según determinados consultores políticos, el vídeo
presentado por el partido en el Gobierno para las próximas
elecciones “es un spot publicitario de campaña electoral,
que muestra el estilo que va a tener el presidente frente a
la seriedad de la oposición: desenfadado y hablando de
talante”.
Hasta aquí, nada que objetar. Pero, estoy convencido de
ello, a todos aquellos que estamos vinculados a la
enseñanza, nos ha llenado de perplejidad, lo que viene a
continuación: <En el vídeo, comienza el Sr. Presidente con “lealtaZ”,
“humildaZ y “solidaridaZ”. Me gusta el país en que vivimos,
me gusta la España democrática. Esto es… la “verdaZ”,
poniendo énfasis en la última letra del abecedario” ¿Por qué
el cambio de la “d”, por la “z”? Parece una broma, porque
creo que de eso se trata. Es lamentable el cambio, y en el
proceso de enseñanza-aprendizaje de la Lengua, se pasará
factura. No de perder la “P” en “ZP” para quedarse sólo en
“Z”, como letra identificativa de una sonrisa y un talante>.
Posiblemente se haya podido conseguir algún tipo de licencia
para modificar las reglas ortográficas y culpar de ello a la
familia o a su lugar de nacimiento. ¿Valladolid, o León?
Parece ser que Valladolid, donde nos consta que se habla o
al menos se presume de ello, el mejor castellano del mundo,
y nuestra lengua rica y con unas reglas ortográficas que
sólo la frivolidad de un gobernante, con unas amplias dosis
de permisividad puede llegar a tan lamentable broma.
El asunto en cuestión tiene su regla ortográfica. En mi
libro de cabecera “Miranda Podadera” se dice: <Se escribe
“d” a final de palabra, cuando el plural termina en “des”; y
“z” cuando el plural termina en “ces”. Así, “red” y “pez” se
escribe con “d” y “z”, respectivamente, como se comprueba al
hacer los plurales “redes” y “peces”>.
La letra “Z” protagonista de esta colaboración, es la
vigésima octava y última letra del alfabeto español. Es
consonante fricativa interdental sorda. La historia de la
letra es muy complicada. Es de origen iranio. Según los
gramáticos latinos, había existido antiguamente en el Latín,
siendo suprimida por el Censor Apio Claudio, (312 a. de
J.C.) para ser introducida hacia mediados del siglo I a. de
J.C.… En castellano antiguo, la “Z” correspondía a una
africada sonora, en general. En el siglo XVI se convirtió en
interdental fricativa.
Tratándose de temas relacionados con la enseñanza nuestros
dirigentes deben ser más cautos, cuando dan a conocer
públicamente asuntos referidos a promocionar sus
“productos”. Nuestra Escuela se merece un respeto. Mientras
gran número de profesionales se dedican cuidadosamente a
transmitir a sus alumnos las reglas ortográficas para
conseguir los objetivos previstos en cada nivel, algo como
lo aparecido, significará un retroceso en su proceso de
avance.
Hoy, en la escuela, determinados niveles, utilizan la prensa
escrita en el aula. Es posible que algún enseñante haya
tenido la oportunidad de comentar en clase esta broma de la
“d” por la “z”. Y advertirá a sus alumnos de la “triste
realidad”. Porque de no ser así, se podrá producir el caso
de que un alumno esté redactando y, al utilizar la palabra
“verdad” consulte al maestro, si termina en “d” o en “z”.
Por otra parte, en el marco de la propuesta realizada por la
Unión Europea, ¿cómo conseguiremos los objetivos señalados
en “Competencia en comunicación lingüística”?. Leer y
escribir son acciones que suponen y refuerzan las
habilidades que permiten buscar, recopilar y procesar
información, y ser competentes a la hora de comprender,
componer y utilizar distintos tipos de texto con intenciones
comunicativas o creativas diversas. La lectura facilita la
interpretación y comprensión del código que permite hacer
uso de la lengua escrita y es, además, fuente de placer, de
descubrimientos de otros entornos, idiomas y culturas de
fantasía y de saber, todo lo cual contribuye a su vez a
conservar y mejorar la competencia comunicativa…
Conviene observar la incorporación de “competencias básicas”
al currículo, que nos permite poner el acento en aquellos
aprendizajes y orientado a la aplicación de los saberes
adquiridos, que en el caso que nos trae son los referidos a
la expresión lingüística. Por eso, ¡cuidado con la
Ortografía!
|