Hoy martes, 30 de octubre, nuestro
principal activo diplomático, la Casa Real española,
desembarca de la mano del Príncipe de Asturias Don Felipe de
Borbón (quien viajará con su esposa, la Princesa Doña
Leticia), en la imperial ciudad de Marrakech. Acompañados
por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel
Moratinos y el hermano del Rey Mohamed VI, el Príncipe Muley
Rachid, inaugurarán las instalaciones del nuevo Instituto
Cervantes, acto al que asistirá la directora de nuestro
buque-insignia cultural en el extranjero, Carmen Caffarel.
El “Cervantes” de Marrakech será el sexto existente en el
vecino Reino de Marruecos, después de los de Rabat,
Casablanca, Fez, Tánger y, naturalmente, Tetuán.
La biblioteca del centro tomará el nombre del escritor, ya
fallecido, Angel Valente, en un emotivo acto en el que
participará su viuda, Coral, junto a escritores como Juan
Goytisolo, Luis García Jambrina y Claudio Rodríguez Fer.
Tras la inauguración oficial, la jornada concluirá con una
velada de música “andalusí” en el Teatro Real de la ciudad a
cargo del grupo Zaman Alwasi. Da la casualidad que en
Marruecos se concentran el mayor número de centros
culturales “Cervantes” en el extranjero, por los que solo
durante 2006 han pasado 16.000 jóvenes alumnos para estudiar
español en alguno de los seis centros abiertos hasta la
fecha, a los que deberíamos añadir “extensiones” como la de
Xauen. Tan solo Brasil se perfila como “competidor” en
cuanto a recibir la colaboración cultural española. El nuevo
“Instituto Cervantes” de Marrakech, abierto hace unos meses
y en el que ya están cursando estudios más de 500 alumnos,
ocupa un edificio de cinco plantas con 800 m2, en las que se
reparten nueve aulas (una de ellas multimedia), biblioteca,
salón de actos y diferentes dependencias administrativas.
El importante evento cultural será adobado con un encuentro
de alta política, en el que el jefe de la diplomacia
gubernamental, Miguel Angel Moratinos (hombre sumamente
inteligente impelido -irá en el cargo- a ciertas actuaciones
de dudosa factura), aprovechará para encontrarse mañana
miércoles con Taieb Fassi Ifri, su homólogo marroquí y
flamante ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación,
nombrado para el cargo en fecha tan reciente como el pasado
15 de octubre. En la agenda cuatro temas: el Sáhara
Occidental, la inmigración ilegal, el terrorismo islamista y
las “relaciones en Estrecho de Gibraltar”, eufemismo que
escondería varios temas: desde el Tratado de Libre Cambio a
las repercusiones tras la puesta en funcionamiento del
superpuerto Tánger-Mediterráneo y, naturalmente, la
evolución del contencioso sobre Ceuta y Melilla, para qué
vamos a engañarnos aunque, en una mezcla de pudor e
hipocresía, tanto Madrid como Rabat nieguen (con la boca
cada vez más pequeña) haber abordado, si bien sea
tangencialmente, el dossier.
Un detalle final, seguramente sin importancia: la
coincidencia de las fechas con el fallo de la sentencia del
11-M, el más brutal atentado en la historia del terrorismo
en España. ¿Era el momento más oportuno para este viaje?.
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