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OPINIÓN - MARTES, 30 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Don Felipe de Borbón, en Marrakech
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Hoy martes, 30 de octubre, nuestro principal activo diplomático, la Casa Real española, desembarca de la mano del Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón (quien viajará con su esposa, la Princesa Doña Leticia), en la imperial ciudad de Marrakech. Acompañados por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos y el hermano del Rey Mohamed VI, el Príncipe Muley Rachid, inaugurarán las instalaciones del nuevo Instituto Cervantes, acto al que asistirá la directora de nuestro buque-insignia cultural en el extranjero, Carmen Caffarel.

El “Cervantes” de Marrakech será el sexto existente en el vecino Reino de Marruecos, después de los de Rabat, Casablanca, Fez, Tánger y, naturalmente, Tetuán.

La biblioteca del centro tomará el nombre del escritor, ya fallecido, Angel Valente, en un emotivo acto en el que participará su viuda, Coral, junto a escritores como Juan Goytisolo, Luis García Jambrina y Claudio Rodríguez Fer. Tras la inauguración oficial, la jornada concluirá con una velada de música “andalusí” en el Teatro Real de la ciudad a cargo del grupo Zaman Alwasi. Da la casualidad que en Marruecos se concentran el mayor número de centros culturales “Cervantes” en el extranjero, por los que solo durante 2006 han pasado 16.000 jóvenes alumnos para estudiar español en alguno de los seis centros abiertos hasta la fecha, a los que deberíamos añadir “extensiones” como la de Xauen. Tan solo Brasil se perfila como “competidor” en cuanto a recibir la colaboración cultural española. El nuevo “Instituto Cervantes” de Marrakech, abierto hace unos meses y en el que ya están cursando estudios más de 500 alumnos, ocupa un edificio de cinco plantas con 800 m2, en las que se reparten nueve aulas (una de ellas multimedia), biblioteca, salón de actos y diferentes dependencias administrativas.

El importante evento cultural será adobado con un encuentro de alta política, en el que el jefe de la diplomacia gubernamental, Miguel Angel Moratinos (hombre sumamente inteligente impelido -irá en el cargo- a ciertas actuaciones de dudosa factura), aprovechará para encontrarse mañana miércoles con Taieb Fassi Ifri, su homólogo marroquí y flamante ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, nombrado para el cargo en fecha tan reciente como el pasado 15 de octubre. En la agenda cuatro temas: el Sáhara Occidental, la inmigración ilegal, el terrorismo islamista y las “relaciones en Estrecho de Gibraltar”, eufemismo que escondería varios temas: desde el Tratado de Libre Cambio a las repercusiones tras la puesta en funcionamiento del superpuerto Tánger-Mediterráneo y, naturalmente, la evolución del contencioso sobre Ceuta y Melilla, para qué vamos a engañarnos aunque, en una mezcla de pudor e hipocresía, tanto Madrid como Rabat nieguen (con la boca cada vez más pequeña) haber abordado, si bien sea tangencialmente, el dossier.

Un detalle final, seguramente sin importancia: la coincidencia de las fechas con el fallo de la sentencia del 11-M, el más brutal atentado en la historia del terrorismo en España. ¿Era el momento más oportuno para este viaje?.
 

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