El chimpancés salió, con mil
perdones a todos los chimpancés del mundo, salió de su
jaula, se subió en un metro, y atacó a una chica que iba en
el mismo sin que, para ello, tuviese más motivo que su odio
y su racismo. Y este chimpancés que debió ser enjaulado, en
una jaula donde le diesen los consabidos cacahuetes y le
pusiesen mirando a Cuenca, sigo campando libremente y sin el
menor atisbo de arrepentimiento. Como suele ser lo más común
en estos animales.
Lógicamente, como no podía ser de otra forma, se alega en su
defensa que estaba borracho y no sabía lo que había hecho.
El borracho sabe perfectamente lo que hace, lo único que
pierde es la vergüenza y ejecuta acciones que sin estar
bebido no realizaría.
Y ya que hablamos de vergüenza, siento vergüenza ajena al
comprobar como todas las cadenas de televisión dedican
espacios y más espacios al chimpancé poniendo las imágenes
de su gran “gesta”, en múltiples ocasiones. Es más, se lazan
a la caza y captura del chimpancé, para pedirle unas
declaraciones como si de un chimpancé famoso se tratase.
Y cuando ya rizan el rizo los programas de las telemierdas,
es cuando anuncian, a bombo y platillo, que han conseguido
la exclusiva de sus primeras declaraciones cuando, en
realidad, el chimpancé ha hablado con todo el que le ha
puesto una alcachofa delante.
De auténtica vergüenza esta actitud de las telemierdas en
esa busca desesperada de las primeras declaraciones del
chimpancé, mientras olvidan a la chica agredida, que es la
única a la que se le debería prestar alguna atención.
Y es que, entre otras cosas, los programas de las
telemierdas se están quedando sin “payasos” que vayan a
contar sus historias y necesitan, urgentemente, crear
algunos nuevos que sustituyan los antiguos.
Es más en uno de estos programas, para que nada nos falte,
salen hasta los que tratan de convencernos, de que el
chimpancés se ha criado sin madre y sin padre y que, más o
menos, es un producto de la sociedad. Manda…la cosa
En ese programa incluso se llega decir, por parte de todos
estos ”buenos” que tanto abundan, que el chimpancé en
definitiva es una pobre victima de la vida, y algo hay que
hacer, con este pobre enfermo. Ya lo dijo el Guerra, no
Alfonso, el otro “Hay gente pa tó”. Oiga, amigo guardia, si
todos estos tan “buenos”, siguen hablando de esta pobre
criatura, como producto de la sociedad, los tontos con
balcón a la calle, terminan considerando, al chimpancé, una
victima, de la que somos culpables usted y yo.
Uno piensa y, en esta ocasión, no voy a pedir perdón por
pensar por mucho que ello, sea exclusiva de las grandes
“lumbreras” de esa tierra, lo de pensar me refiero, que si,
en verdad, está loco debería estar recluido en un
psiquiátrico y no suelto por las calles. Y, por cierto, hay
algo que nunca entendí. Cómo es posible que a todos estos
que alegan no estar bien de la cabeza, en vez de hacer daño
y cosas malas no les dan, por un suponer, por regalar
billetes de cien euros. El chimpancé debe estar en una
jaula.
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