Se esperaba la reunión de la Junta
de Portavoces monotemática que sobre la reforma estatutaria
se dejó prevista para ayer, después de algunos episodios un
tanto ‘berlanguianos’ se sucedieran al respecto del
aplazamiento de las negociaciones para la reforma
estatutaria.
Por fin las aguas vuelven al cauce donde la política ha de
actuar, donde la política se lleva a la práctica. El
aplazamiento para la reforma del Estatuto de Autonomía es
una buena medida, en tanto no debe ser éste un tema de
discusión, ni de debate en el entorno de una campaña
electoral, a la que estamos abocados inexorablemente una vez
concluya un cada vez más veterano 2007.
Los udecistas de Mohamed Alí, que también representaba a los
izquerdaunionistas de Mussa, se ha sumado al carro de la
coherencia que ya practicaron Vivas y De la Encina pese al
famoso fax intempestivo que llegó desde la sede de Daóiz
cercana la medianoche [coletazos de cierta falta de
coordinación].
Agarrado el asunto con la firme decisión de que el futuro
estatutario ceutí no debe ser fuente de divergencia en unos
pre-comicios, la reunión de la Junta de Portavoces sirvió
para dar cumplimiento y carta de naturaleza a la decisión
consensuada entre todas las fuerzas políticas con
representación en la Asamblea, de aplazar definitivamente la
Comisión por la Reforma de nuestro Estatuto. Y se aplazará
hasta el mes de abril, una vez formado el nuevo gobierno
central emanado de las urnas, y conformadas las Cortes
Generales. Será ese momento cuando se reinicien las
negociaciones que lleven a dotar a Ceuta de un estatus
mejorado, una vez que el actual Estatuto haya cumplido con
la misión de caminar autonómicamente, a veces, de un modo
paralelo a la realidad autonomista de España, pero si acaso,
de una manera muy similar. Después de más de una década de
experiencia, aún sigue vigente, y virgen, la Transitoria V.
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