José Luis Fernando Básquez es el jefe de máquinas del
‘The Artic Sunrise’, uno de los tres buques oceánicos de
Greenpeace, que estuvo el pasado fin de semana en el puerto
de Ceuta. A sus 37 años, este marino colombiano acaba de
cumplir once vueltas al sol enrolado en la famosa
organización pacifista y verde. En medio del debate sobre la
realidad, o no, del calentamiento global, defiende que
Greenpeace no aboga porque el hombre vuelva a las cavernas,
de hecho, recuerda, “nuestros buques consumen combustible y
contaminan”, porque “la idea es crear conciencia en la
gente”. La vida para el encargado de las entrañas del ‘The
Artic Sunrise’ “tiene mucho más sentido que llevar carga de
un lado a otro”.
Pregunta.- ¿A qué se debió la escala en Ceuta del pasado
fin de semana?
Respuesta.- Estuvimos en Ceuta haciendo una parada técnica
después de navegar durante cuatro semanas por aguas de
Canadá. Básicamente cargamos combustible, como 235 toneladas
métricas de gasolina para seguir con nuestra campaña por
España, esta vez.
P.- ¿Ha sido la primera vez que habéis estado en Ceuta?
R.- Para mí ha sido la primera vez. Hasta lo que yo
recuerdo, este barco, The Artic Sunrise, nunca había estado
en Ceuta, aunque puede que me equivoque. Este buque
pertenece a Greenpeace desde el año 1995.
P.- Sin embargo, el Estrecho de Gibraltar suele ser un
área prioritaria para vosotros. ¿No es así?
R.- Sí, exactamente. Es una zona muy estratégica en todos
los sentidos. A pesar de que no habíamos parado nunca en
Ceuta, sí habíamos transitado por aquí un par de veces: en
el año 2003 veníamos del Mar Rojo y pasamos al Mediterráneo
y en 2005 estuvimos en Algeciras investigando y
documentándonos sobre los barcos que contaminan en esta
zona, que es un lugar neurálgico en el que suelen pasar
muchas cosas relacionadas con vertidos o paradas de
submarinos nucleares averiados en Gibraltar.
P.- ¿Cómo ves la salud medioambiental del Estrecho de
Gibraltar?
R.- Mi perspectiva es bastante limitada, porque no tengo la
suficiente información, pero la veo como una zona delicada
porque es donde se encuentran el Mar Mediterráneo y el
Océano Atlántico. El Mediterráneo es un mar prácticamente
cerrado y todos sabemos que está bastante contaminado. Es un
área especial que tiene limitaciones y condiciones
medioambientales, pero a pesar de ello hay muchísima
contaminación. Viniendo del Atlántico empiezas a notar
bastante la diferencia en el estado del medioambiente.
P.- Me comentabas que el ‘The Artic Sunrise’ llegó a
Ceuta procedente de Canadá. ¿Qué estuvísteis haciendo por
allí?
R.- En Canadá el buque estuvo participando en unas
actividades de protesta contra plantas energéticas,
termoeléctricas que funcionan con carbón. Y al mismo tiempo
promovíamos la utilización de energías renovables. Estuvimos
en la zona de los Grandes Lagos de Canadá y realizamos
tareas bastante arduas. La última semana hicimos también
entrenamientos de campaña general. Luego nos alistamos para
cruzar el océano hacia Europa.
P.- ¿A dónde os dirigísteis tras dejar Ceuta?
R.- Todavíamos no hemos llegado a Barcelona, estamos en
rumbo. Teníamos que haber llegado esta mañana, pero el mal
tiempo nos agarró y nos ha retrasado 24 horas. Si no cambia
el estado del tiempo llegaremos mañana temprano. En este
momento estamos pasando a la altura de Ibiza. Tenemos viento
de proa y eso nos está demorando bastante.
P.- ¿Vais a llevar a cabo alguna acción en Barcelona?
R.- En Barcelona vamos a hacer un pequeño entrenamiento de
manejo de botes. Las zodiacs son una herramienta bastante
útil para las actividades que hacemos, pero tenemos que
estar constantemente haciendo entrenamientos para poder
actuar de manera segura, porque sino te expones a algún
accidente o a hacer algo mal. Después de Barcelona iremos a
Valencia, donde empezaremos un pequeño tour por puertos
españoles, pero no puedo decirte más de las acciones que
vamos a llevar.
P.- ¿Cuánto tiempo llevas enrolado en Greenpeace?
R.- Acabo de cumplir once años en Greenpeace.
P.- ¿Cómo fueron tus inicios en la organización?
R.- Mi historia es bastante sencilla. Yo soy marino
comercial. Me gradué en la Escuela Naval en Colombia.
Comencé en buques de carga; pero la verdad es que desde que
me gradué yo ya estaba detrás del buque de Greenpeace. Me
costó cuatro años poder, al fin, convencerles para que me
aceptaran. Es estar en el sitio adecuado en el momento
adecuado. Hay otros activistas que en dos meses consiguen
ser aceptados. Yo empecé en el año 1996 y estoy encantado
con este trabajo. Me encanta el mar. Soy adicto al mar a
pesar de haber nacido en Bogotá, que es una ciudad que queda
a más de cien kilómetros de cualquiera de las dos costas
colombianas. Navegar haciendo lo que nosotros en Greenpeace
para mí tiene mucho más sentido que llevar carga de un punto
a otro del planeta.
P.- ¿Cómo es la vida en un barco de Greenpeace?
R.- Comparada con la vida a bordo de un barco de carga o un
pesquero es muy diferente, aunque tiene otras cosas muy
similares. Aquí todos estamos trabajando tras el objetivo de
tratar de crear conciencia para que no se contamine tanto el
medioambiente. La motivación es diferente. Somos gente de
todos los rincones del mundo. La tripulación básica del
barco consta de 14-15 personas. Ahora mismo tenemos unas 12
o 13 nacionalidades a bordo. Navegas tanto con hombres como
con mujeres. El ambiente es diferente, porque el rango no
está tan marcado. Es una relación más amigable, pero sin
olvidar que somos profesionales. Para mí tiene mucho más
sentido, aunque hay altibajos también. Los buques que
tenemos son ya antiguos y cuanto más viejitos, más trabajo
te toca hacer para mantenerlos bien, pero los estándares de
mantenimiento que tenemos son muy buenos.
P.- ¿Qué le dirías que debe hacer a alguien que quiera
entrar a formar parte de la tripulación de un barco de
Greenpeace?
R.- Hay varias maneras de hacerlo. Si tienes experiencia
como marino profesional, si has navegado, puedes contactar
directamente con el Departamento de Tripulaciones de
Greenpeace en Holanda. En internet se encuentran las
instrucciones para hacerlo. Como activista se puede hacer a
través de la oficina de Greenpeace en España. Los datos se
encuentran también en internet. Se puede participar asimismo
en Greenpeace siendo ciberactivista. Te pongo un ejemplo
hipotético: si en Ceuta se ve que hay muchísima
contaminación porque x compañía está arrojando desechos al
mar, pueden organizarse y mandar cartas, faxes o e-mails al
Ayuntamiento y la compañía responsable. Greenpeace tiene
oficinas en más o menos 40 países del mundo. En donde no
haya oficinas, lo mejor es participar con las organizaciones
locales, que son las que tienen mejor conocimiento de la
situación local.
P.- En los once años que llevas navegando con Greenpeace
habrá habido momentos difíciles.
R.- Como todo en la vida hay que pasar por momentos
difíciles. Uno de los más complicados fue en 1998, cuando
uno de los tripulantes murió de un ataque cardiaco.
Estábamos en la costa de Ecuador haciendo una campaña de
protección de los manglares, porque había muchas piscinas
camaroneras ilegales. Uno de nuestros compañeros murió y fue
un momento muy difícil para nosotros. Recientemente, este
año fuimos detenidos en Escocia por protestar contra la base
de submarinos nucleares. Hicimos varias actividades tratando
de evitar que este programa de submarinos continuara, porque
creemos que el gran montante de dinero que se invierte en
esto se podía dedicar a planes mucho más productivos en
lugar de estar promoviendo una especie de nueva guerra fría
y amenaza nuclear para el mundo. Capturaron nuestro buque en
una base de la armada y estuvimos casi una semana detenidos.
No es lo más agradable, pero somos conscientes de que puede
suceder. No obstante, como miembros de Greenpeace tenemos la
total libertad de decidir qué riesgos corremos y cuáles no.
P.- ¿Y algún gran logro que hayás conseguido enrolado en
un buque de Greenpeace?
R.- Es muy difícil decir uno en particular, porque lo que
hacemos nosotros con nuestras acciones es crear conciencia.
Somos un granito más en las campañas que se hacen,
trabajando muchísimos meses para obtener logros concretos.
Lo que uno hace se ve como muy poquito, pero es parte de un
esquema mucho más grande. Para mí, la idea es crear
conciencia en la gente a través de todo el simbolismo que
utilizamos en nuestras actividades. Concretamente, me alegra
mucho algo que conseguimos durante mi primer año en
Greenpeace. Hicimos unas acciones bastante fuertes en
Estados Unidos contra un barco que llevaba productos de
papel derivados de una tala hecha en unos bosques en el
oeste de Canadá. A través de nuestra campaña, a los dos o
tres años se logró que esa zona fuera protegida; y es algo
que recuerdo siempre con mucho cariño. Así hay muchos otros
logros, pero también otras veces no se encuentran resultados
o todavía los estamos esperando. Por ejemplo, acabo de
enterarme que el Gobierno de Francia está tomando una
iniciativa bastante buena en cuanto a su política nuclear y
sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero.
Todo esto son cosas que te hacen sentir útil.
P.- Supongo que no os habrán sentado muy bien las
declaraciones de Mariano Rajoy, el presidente del primer
partido en la oposición en España, poniendo en duda el
calentamiento global debido a la emisión de gases
invernadero.
R.- Es una discusión que tiene bastantes años. Nosotros
empezamos a hacer campaña contra el cambio climático hace
unos 10 años. Desde entonces hemos visto que la industria ha
puesto muchísima plata para pagar a científicos que dijeran
que no hay problema de calentamiento global. Sin embargo,
según pasan los años se va haciendo más real la amenaza y
los gobiernos y las industrias se dan cuenta de que es una
realidad y que tenemos que hacer algo al respecto.
Obviamente, tiene que haber todavía mucha oposición, porque
los intereses económicos y políticos son muy fuertes. A una
industria tan fuerte como la del petróleo no le interesa que
esté mal vista, porque al fin y al cabo sólo les interesa
sacar hasta la última gota de petróleo para tener mayor
beneficio económico, sin importarles mucho el medioambiente.
Es cierto que hay algunas de esas compañías que invierten en
energías renovables, pero si lo comparas con el dinero que
ponen en la exploración petrolífera, es irrisorio. Es lo que
se llama el lavado verde (green washing). Afortunadamente,
poco a poco, se va tomando más conciencia al respecto de
este problema, pero es de esperar que todavía haya
argumentos en contra.
P.- ¿Qué les dirías a quienes acusan a Greenpeace de ser
una organización antiprogreso?
R.- Nosotros no abogamos porque el hombre vuelva a vivir en
las cavernas. Nuestro buques, por ejemplo, andan con
combustibles derivados del petróleo; y lo usamos como un
argumento de que la industria no está dispuesta a
desarrollar motores que anden con agua, por ejemplo.
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