El proyecto, a través del que Ceuta se instalaría en el mapa
de las urbes con elementos arquitectónicos singulares, no
termina de ver la luz. A pesar de que las edificaciones ya
están construidas, el uso de la Manzana del Revellín y la
intensidad de los mismos es actualmente el asunto que más
controversia crea en todo este proceso. El Tribunal Supremo
ha desestimado el recurso de casamiento de la Ciudad y ésta
se plantea acatar la resolución de la manera más beneficiosa
para el interés general.
El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso interpuesto
por la Ciudad Autónoma de Ceuta en relación a la legalidad
de la Manzana del Revellín. Así lo ha comunicado la Sala de
lo Contencioso-Administrativo a los procuradores del
Ejecutivo autonómico.
A pesar de que la notificación aún no es oficial, puesto que
el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) aún no
ha remitido oficialmente la inadmisión del recurso de
casación por parte del Supremo, el consejero de Hacienda,
Francisco Márquez, explicó ayer que “la desestimación se ha
realizado en base a la normativa procesal del orden
Contencioso-Administrativo y no entra en lo concerniente al
fondo del asunto”.
Es reseñable recordar que la sentencia del TSJA, fallada en
octubre de 2004, declaraba ilegal la licencia de movimiento
tierra, cimentación y vallado perimetral de la Manzana del
Revellín. Una vez se comunique la resolución, mediante
certificación fehaciente, a las partes implicadas y si no se
diera ningún otro trámite procesal que dilatara más el
procedimiento, tanto la Ciudad como la empresa ‘Manzana del
Rebellín S.L.’ tendrán dos meses para la ejecución de la
sentencia, lo que supone suprimir los locales comerciales
que se preveía instalar en la céntrica superficie.
Sin embargo y a pesar de la ilegalidad sentenciada por el
Alto Tribunal, “esta resolución no afecta a los edificios
construidos, ya que lo controvertido eran los usos
urbanísticos y su intensidad, por lo que no hay peligro de
demolición”, aseguró Márquez, pero será necesaria emprender
una “negociación pacífica” con la parte privada para acordar
cómo compensar las pérdidas que esta sufrirá al no poder
destinar el 28’94 por ciento de la superficie total de la
obra a usos comerciales, dado su carácter eminentemente
cultural.
El Gobierno de Ceuta “se manifiesta como ejemplar cumplidor
de todas cuantas resoluciones judiciales se puedan producir
en este u otro ámbito”, enunció Márquez, y aseguró un
“respeto escrupuloso a lo establecido y dictado por el poder
judicial”, eludiendo concretar los términos en los que se
ejecutará.
Ahora es el momento en el que los asesores legales de la
Ciudad deberán contemplar hasta qué extremos afectará el
cumplimiento de esta sentencia a la distribución y usos de
la edificación. El Ejecutivo autonómico contemplaba en el
proyecto que un 28’94 por ciento de la superficie total se
destinara a uso comercial, recorte que efectuó sobre el plan
inicial, impulsado por el GIL, y que establecía el 40 por
ciento.
La presentación del recurso de casación contemplaba ésta
como una de las posibilidades, por lo que “no ha cogido
desprevenida a la Ciudad”, insistió el consejero de
Hacienda. Llegado este punto, el Ejecutivo local se plantea
una serie de acciones establecidas para, a posteriori, poder
aplicar la más oportuna desde el punto de vista jurídico,
urbanístico y económico.
En este sentido, Márquez aseguró que el Gobierno de Ceuta
trabajará contemplando el interés general como principio
guía en este asunto, para que “este equipamiento cultural,
tan necesario para la ciudad, sea una realidad en el plazo
de tiempo más corto posible”.
A pesar de lo fastidioso del asunto, el consejero de
Hacienda encontró un lado bueno a la resolución del Supremo:
“Esperamos”, deseó, “que con esta decisión se aclare de una
vez por todas el desarrollo del proyecto y su distribución
por usos”. El Gobierno de la ciudad ha invertido hasta ahora
alrededor de 20 millones de euros, aunque se calcula que el
precio final del inmueble supere los 35. Lo que sí está
claro es que se establece son unos máximos y unos mínimos, y
“nos moveremos dentro de los márgenes”, dijo.
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Los inicios del proyecto se remontan al año 1999
El GIL en Ceuta fue el principal
impulsor del proyecto de la Manzana del Revellín, diseñada
por Álvaro Siza. La idea de la edificación comenzó a
fraguarse en 1999. En un principio el plan contemplaba la
dedicación del 40 por ciento de la superficie total al
desarrollo de la actividad comercial, y el otro 60 por
ciento a acciones culturales. Cuando el Partido Popular se
hizo con el poder en la ciudad autónoma, se efectuó un
recorte, estableciéndose el porcentaje en 28’94 puntos. El
PSPC presentó dos recursos ante el TSJA contra el proyecto;
el primero de ellos fue desestimado y el concerniente a la
licencia de obras es el que pone hoy día al Ejecutivo local
ante esta difícil tesitura.
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